El 17 de junio de 2021, a poco más de 1,2 millas de la costa de Cedeira (A Coruña), el cerquero Sempre Güeto quedó quilla al sol cuando navegaba en dirección a Portosín con 10 tripulantes a bordo; dos de ellos fallecieron y un tercero resultó herido de gravedad. La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) atribuyó el accidente a la «precaria» estabilidad del buque tras haber sido sometido a modificaciones estructurales ilegales y sin supervisión; la embarcación apenas se parecía a la que había salido del astillero, en el año 2003 y con el nombre de San Xiao Primero. Como resultado del análisis de los técnicos la Dirección General de la Marina Mercante ha accedido a modificar la actual normativa —el proceso está en curso— para que todos los pesqueros, incluidos los de entre 12 y 24 metros de eslora, tengan que pasar un test obligatorio de estabilidad cada diez años.
Este es el cometido principal de la Ciaim: que sus análisis sirvan para mejorar la seguridad y evitar, a la postre, siniestros en la navegación o en los trabajos a bordo. El borrador de informe sobre el naufragio del Villa de Pitanxo —sujeto ahora a alegaciones de las partes personadas en el procedimiento judicial— tiene un amplio despliegue de recomendaciones, dirigidas tanto a Marina Mercante como a Capitanía Marítima de Vigo o a la propia armadora, Pesquerías Nores Marín. Que pilotan sobre una idea principal: la de revisar a fondo los sistemas de inspección y control, habida cuenta de las irregularidades detectadas con el Pitanxo —que la empresa niega—, hundido el 15 de febrero de 2022 con 24 personas a bordo. Solo sobrevivieron tres y los cadáveres de 12 de ellas nunca han aparecido. Y teniendo en cuenta, sobre todo, que este organismo llama la atención en el mismo informe sobre la «debilidad de los mecanismos» que han de ayudar «a que el buque se opera conforme a prácticas seguras».
Prohibiciones
En primera instancia, la Ciaim emplaza a Marina Mercante a prohibir «la instalación de tolvas de desperdicios por debajo de la cubierta de francobordo». Según su análisis, el Pitanxo navegaba sobrecargado —por obras irregulares a bordo, con exceso de carga de combustible o pertrechos— y la entrada «incontrolada» de agua se produjo, precisamente, por esta tolva (o trancanil) y el desagüe. Es más, insta a llevar esta misma prohibición a nivel mundial, a través de la Organización Marítima Internacional (IMO, por sus siglas en inglés). También urge comprobar «que todos los arrastreros congeladores autorizados a faenar en NAFO cumplen con los requisitos de estabilidad exigibles, en particular que sus libros de estabilidad incluyan cálculos de acumulación de hielo«. Como desveló FARO en primicia, el examen de estabilidad practicado al Pitanxo en marzo de 2018 dio como resultado una «prohibición expresa» para operar en zonas de formación de hielos, como es todo el área de NAFO. Pese a este veto, oficial, el arrastrero, comandado por Juan Enrique Padín Costas, completó 18 mareas en este caladero; la campaña número 19 se apagó antes de tiempo durante una maniobra de virada del aparejo.
«Que se exija el uso de radiobalizas personales» para dar más opciones de supervivencia a los trabajadores de a bordo
Reclama que lecciones de este naufragio deriven en un cambio de normativa, vía IMO, a escala mundial
Otra de las cuestiones que propone evaluar es la «posibilidad de establecer limitaciones operativas en la pesca de gran altura» en caso de condiciones meteorológicas adversas, «similares a las que puedan existir —no concreta dónde— en otros países». Según el documento, que ha ido desgranando este periódico en varias entregas, el temporal era intenso en el momento del naufragio, con olas que superaban los 10 metros. No obstante, desde otros pesqueros de NAFO han apuntado que las condiciones no eran limitantes, o no peores que en otras jornadas de faena en Terranova.
Traje de inmersión que utilizó el capitán del Villa de Pitanxo / FdV
Un caladero, eso sí, extremadamente duro en caso de caída de un tripulante al agua. Y de aquí emana otra recomendación de la Ciaim a la Dirección General de la Marina Mercante: «que se exija el uso de radiobalizas temporales de emergencia en buques que naveguen en zonas de formación de hielos o con riesgo de aguas frías». Los marineros que fueron recuperados de las balsas del Pitanxo fallecieron por hipotermia o shock térmico. «El tiempo corre en contra de los tripulantes que tienen la desgracia de precipitarse al agua por lo que la reacción, localización y rescate debe ser inmediato», abunda el documento. Estas radiobalizas personales —ya se utilizan en los chalecos salvavidas— facilitarían su localización.

Balsa de estribor utilizada por los supervivientes / FdV
A Capitanía Marítima de Vigo —fue la que despachó el barco antes de salir a faenar— le insta a reforzar las inspecciones periódicas, singularmente para «detectar modificaciones no autorizadas». Y también que corrija su trabajo en cuanto a los despachos: el del Villa de Pitanxo refería 22 personas a bordo cuando iban 25 —un marinero fue transbordado en alta mar— y, al menos desde 2020, la armadora no había declarado nunca, como personal ajeno a tripulación —como es obligatorio— el embarque de observadores.
Las familias responden a Padín y a los Nores: «Intentan desacreditar»
Familiares de las 21 víctimas respondieron este miércoles al comunicado emitido por Pesquerías Nores, José Antonio Nores Ortega y Juan Enrique Padín Costas en el que rechazan tanto las conclusiones del informe de la Ciaim como la divulgación de las mismas en FARO. El diario decano ha publicado una serie de tres informaciones en las que aborda la causa del siniestro, la prohibición de actividad del barco en aguas de formación de hielos o la propagación de COVID a bordo.
Las familias manifiestan, a través de un escrito remitido a este periódico, que «este comportamiento es el que han mantenido a lo largo de estos tres años» cuando la investigación ha destapado cuestiones «en contra de sus intereses». Critican que desde la armadora «intentan desacreditar a personas, instituciones y peritos judiciales». «Nos encontramos serenos y reafirmamos que nuestra prioridad sigue siendo la misma: que se conozca la verdad y se investigue la muerte de nuestros queridos familiares, 21, 12 de ellos desaparecidos, a los que nunca más volveremos a ver».
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