La misión en el exterior ha vuelto a poner a prueba a los jugadores: ¿podían ser capaces de imponer el compañerismo sobre las sospechas? La prueba era complicada: transportar grandes bidones, cada uno con un valor en plata para el botín, a través de un recorrido y con la dificultad de tener francotiradores para abatirles. Quien ya no ha podido ayudarles es Julio, primera víctima de los traidores.
Una vez más, los escudos protectores les han planteado el dilema de luchar por lo personal o por el colectivo. Charo, por generosa, se ha llevado uno de los que estaban en juego. Como tenían que jugar en parejas, ella se ha ofrecido a quedarse sola para no ser una losa para un compañero.
Todo lo contrario ha ocurrido con David, que ha descubierto el bidón en el que estaban los otros dos escudos pero no ha conseguido llevarlo hasta la meta. Cuando Paula y Vergara se han hecho finalmente con esta protección, el catalán ha perdido motivación hasta el punto de amagar con no seguir jugando la misión. “Yo me quedo”, le ha dicho a Blanca, su compañera en la prueba.
Quien se ha partido la cara, literalmente, por el colectivo ha sido Marhya. Ha terminado con una aparatosa lesión en un pómulo fruto de un fuerte golpe contra un bidón en un lance del juego.