Los 7 libros fundamentales de Eduardo Mendoza, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2025

Pocos reconocimientos le quedan ya por ganar a Eduardo Mendoza en nuestro país. Si en 2010 ganaba el Premio Planeta por su novela Riña de gatos y en 2016 lograba el Premio Cervantes —el galardón más prestigioso en nuestro idioma— por el conjunto de su obra, ahora se le suma, también por toda su trayectoria, el Premio Princesa de Asturias.

Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española y presidente del jurado, subraya, como razón por la que el autor barcelonés ha recibido el galardón, la «decisiva aportación a las letras en lengua española del último medio siglo con un conjunto de novelas que combinan la voluntad de innovación con la capacidad de llegar a un público muy amplio y que gozan de extenso reconocimiento internacional».

El fallo del jurado ha destacado, además, lo que para muchos es la esencia de Mendoza, la capacidad de proveer de felicidad con su prosa a todo aquel que se acerque a su literatura. Las páginas del conjunto de su obra están empapadas en todo momento de un sentido del humor y un humanismo que invitan a ver la existencia humana de una forma desenfadada y alegre, sin descartar, por ello, las cuestiones agrias de la realidad.

La verdad sobre el caso Savolta (1975)

Ópera prima del barcelonés, con la que obtuvo el Premio de la Crítica de narrativa castellana, nos transporta a los convulsos años del pistolerismo en la ciudad condal, entre 1917 y 1919. Publicada meses antes de la muerte de Franco, se trata de una novela testimonial en la que el protagonista, Javier Miranda, relata los sucesos de esos años 10 años después durante un juicio, dando muestra de un período turbulento donde la insatisfacción y las revueltas obreras venían de la mano de una violencia inusitada.

Habiéndose cumplido 50 años de su publicación, «todavía mantiene su vigencia», apunta Ignacio Echevarría en su columna semanal en El Cultural. «Admite en la actualidad una lectura tan gozosa y concerniente como la que se hizo de esta novela cuando su aparición». En el fondo de esta novela, señalaba Care Santos en la crítica de El Cultural, se encuentra «el mejor Mendoza: prosa impecable, enorme arquitectura literaria, personajes certeros, ambientes precisos, diálogos brillantes y una notable labor de documentación histórica». Y sentenciaba: «Una de esas novelas de cabecera que conviene releer de vez en cuando».

El misterio de la cripta embrujada (1978)

El nuevo premio Princesa de Asturias contaba en esta ocasión la historia de un antiguo criminal de nombre desconocido recluido en un manicomio que se gana la libertad al ayudar a un comisario de la Brigada de Investigación Criminal a resolver un caso relacionado con la desaparición de una niña en un colegio internado. Tras ello, se ve inmerso en una trama relacionada con un empresario que desea ocultar un cadáver, lo que provocará además una cascada de nuevos delitos. Con el fin de resolver este nuevo caso, el protagonista recurrirá a las habilidades aprendidas durante su vida pasada.

Mendoza escribió esta novela tras el éxito de La verdad sobre el caso Savolta y durante su estancia en Nueva York, donde trabajaba como traductor en la sede de la Organización de las Naciones Unidas. En esta obra, representa, en una mezcla entre parodia y novela negra, esa España «triste, amarga y violenta» que dejó atrás.

El laberinto de las aceitunas (1982)

En El laberinto de las aceitunas Mendoza recupera al protagonista sin nombre de El misterio de la cripta embrujada, que en esta ocasión se enfrenta a una red criminal que trata de volver a hacerse con un maletín repleto de dinero que se extravió por carambolas del azar.

El desquiciado detective que conocimos en un manicomio en la novela anterior, nos cuenta aquí, de nuevo en primera persona, su nueva aventura en un relato esperpéntico en el que el absurdo desborda por los cuatro costados, desobedeciendo a cualquier atisbo de realismo que el lector pueda esperar. Aquí, de nuevo, Eduardo Mendoza caricaturiza el género policíaco hasta el máximo extremo.

La ciudad de los prodigios (1986)

En la que muchos consideran su obra maestra, Eduardo Mendoza nos retrotrae a la Barcelona de finales del siglo XIX y principios del XX. Esta vez seguimos la historia de Onofre Bouvila, un hombre de origen humilde que escala hasta lo más alto de la sociedad barcelonesa gracias a su crueldad y una ausencia total de escrúpulos.

Mendoza muestra así un reflejo de la evolución de la ciudad condal durante el período comprendido entre las dos exposiciones universales que se celebraron en ella, la de 1888 y la de 1929. Según advierte el autor en su prólogo, no nos encontramos aquí con una novela histórica al uso, sino de una «transcripción de la memoria colectiva de una generación». En 1999 fue adaptada al cine por Mario Camus, con los actores Emma Suárez y Olivier Martínez.

Sin noticias de Gurb (1991)

En vísperas de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, un extraterrestre llamado Gurb —que ha adoptado la forma de Marta Sánchez— se ha perdido en la Ciudad Condal, así que otro alienígena, el comandante de la nave estelar, sale en su busca, tras convertirse en el Conde-Duque de Olivares. Convertido en el narrador de la trama a través de su diario, a medida que transcurre la novela asume la forma de Unamuno, Paquirrín o Alfonso V de León, mientras retrata implacable la transformación urbanística, humana y social de la ciudad.

Celebrado por la crítica por su humor desbordante y su ácida ironía, el propio Mendoza confesó que a pesar de tener mucha relación con El misterio de la cripta embrujada y con El laberinto de las aceitunas, «es el más excéntrico de cuantos he escrito, posiblemente porque no nació con voluntad de ser un libro» (se publicó por entregas en El País, antes de editarse un año después).

Riña de gatos. Madrid 1936 (2010)

Galardonada con el Premio Planeta 2010, es esta una novela histórica de misterio e intriga en la que Mendoza nos narra las aventuras del hispanista británico Anthony Whitelands en un Madrid convulso en vísperas de la Guerra Civil. Experto en la pintura de Velázquez, distraído, inmaduro y bebedor, vive ajeno a las ideologías políticas del momento, hasta que descubre que su vida corre peligro, pues los servicios secretos británicos, alemanes y soviéticos le acosan, mientras busca un supuesto velázquez oculto.

En su momento, la crítica destacó cómo su retrato de la España de 1936 tenía muchísimo que ver con «aquella otra pesimista y compasiva, irritada y exigente, que aparece en los mejores testimonios de Pío Baroja». También su amargo sentido del humor, como cuando el teniente coronel Marranón, al hablar de los tiroteos entre los falangistas y sus enemigos, le dice a Anthony que «los señoritos son como los gatos. Los tiras de la azotea y no hay manera».

Tres enigmas para la Organización (2024)

Un Mendoza en estado de gracia publicó el año pasado su última novela hasta el momento, un relato rebosante de intriga y humor, pues en él una enloquecida agencia de detectives clandestina y gubernamental intenta resolver tres misterios que tal vez estén relacionados entre sí, o tal vez no: la aparición de un cuerpo sin vida en un hotel de Las Ramblas, la desaparición de un millonario británico en su yate y las singulares finanzas de Conservas Fernández. Y lo hace con nueve agentes secretos y un puñado de personajes que rozan la locura.

Como señaló Santos Sanz Villanueva al reseñar el libro, «los rasgos destacados de la novela potencian su cualidad de fábula imaginativa que persigue la pura narratividad. Se intuye cuánto disfruta el autor escribiendo con desenfado tal sarta de ocurrencias y desde luego el lector goza con ellas, con ese gusto cervantino por las historias interesantes o curiosas que en alguna ocasión la propia novela explicita». También subrayó su alcance crítico sobre el mundo, «libre, eso sí, de moralinas y didactismos, algo que siempre ha rehuido el autor. Por eso no falta un testimonio de actualidad, una crónica satírica de la vida contemporánea.»

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