La ilusión de Clementine siempre fue tener un parto natural en su propia casa. Lo tenía todo preparado y contaba con una matrona privada que iba a asistirla. Sin embargo, hoy denuncia que en el último momento la obligaron a parir en el hospital.
La noche que se puso de parto, su matrona llegó a casa dispuesta a acompañarla. Todo iba bien, hasta que llegó la policía con una orden judicial para llevarla al hospital.
«Tuve un embarazo de bajo riesgo, pero se prolongó y superé las fechas que se consideraban normales«, recuerda. Por eso, el hospital le propuso una inducción y ella, al considerar que no era necesario, se negó y consideraron que se podía poner en riesgo la vida del bebé.
Hoy, Clementine denuncia que es una víctima de violencia obstétrica y que no le permitieron cumplir su sueño. ¿Logrará demostrar su verdad y hacer justicia?