El Barça volvió a ganar. Hizo lo de siempre: ser campeón. Parece obvio, como si no pudiera ser de otra manera. Pero el trabajo que hay detrás de este título es enorme. La tenacidad de este equipo por seguir en lo más alto ha servido para grabar otra vez su nombre en el trofeo de Liga F. No es casualidad, aquí nadie regala nada. Contra el Betis (0-9) logró una nueva goleada que le sirve a las azulgranas para dar un paso más hacia su objetivo: un póquer que está a la mitad. En unas semanas, la final de la Champions y de la Copa de la Reina. Lo quieren volver a hacer.
A principio de cada temporada, siempre reina el mismo sentimiento en el Johan Cruyff. Lo mínimo esperable para este equipo es ganarlo todo. La obligación es férrea: hay que repetir los éxitos. Con el único interrogante (y de aquella manera) en la Champions, se da por descontado que la Liga F y la Copa de la Reina, antes de empezar, debe levantarlas el Barça. Solo pueden perderla. Las altas expectativas de este equipo, como consecuencia de la era que están reinando desde hace un lustro, son una losa constante y un recordatorio.
Nuevo entrenador
Se espera mucho de este equipo. Y no se atiende a argumentos que defiendan lo contrario. De ahí vienen la poca paciencia y las posibles dudas que planearon sobre el equipo a inicio de temporada. La llegada de Pere Romeu al banquillo y algunos cambios en la plantilla y en las rutinas, llevaron al equipo a estar menos sólido de lo habitual. No sumó derrotas en esas jornadas, pero el fútbol se hacía denso. Esa imagen despertó preocupación en el entorno, pero no en el vestuario. Había que darse tiempo para asumir nuevos conceptos y esquemas de juego. La paciencia que fuera costó, dentro del vestuario, permitió al equipo construirse de una manera distinta.
Llevó un tiempo y algún que otro tropiezo sacar la mejor versión del equipo. Esta temporada, el Barça sufrió dos derrotas en la competición estatal. Todas en casa. Una cifra totalmente inusual. Ambas dolieron por motivos distintos. Contra el Levante por el momento de dudas en la que llegó. Ante el Real Madrid, porque fue el primer clásico que el conjunto azulgrana perdía (y además en Montjuic). Más allá de la anécdota, estas no trastocaron los planes del cuerpo técnico, que seguía con la confianza de que todo terminaría llegando a buen puerto.
Y así lo hizo. A medida que fueron pasando las jornadas, el equipo se compactó mucho más. Encontró no solo su mejor versión, sino también una mucho más consciente. Comprendió todos los nuevos recursos y los incorporó a su abanico de soluciones. Consiguió sentirse cómodo ante equipos que les presentaban un bloque bajo, totalmente frustrante al inicio de la campaña.
Décimo título
Este domingo llegó la primera recompensa. El Barça se proclamó campeón de Liga F por sexta temporada consecutiva y firmando el décimo título ligero en su historia. Desde 2019, ha encadenado trofeos, todos juntos en unas vitrinas que permiten contemplar la magnífica trayectoria y solidez de un equipo que ha marcado historia.
A medida que se recorren con la vista esos trofeos es inevitable recordar las circunstancias en que llegaron. El primero, que consolidaba una apuesta. Después llegó el que hacía confiar en que las irían a mejor o el que demostraba que nada era casualidad. Más tarde, los que engrosaron la gesta respaldados por un dominio apabullante. Y este, el de 2025, es el que se ganó con tenacidad, por tozudez y con la confianza de que lo bueno va a seguir llegando para las azulgranas.
Nombres propios en un equipo coral
Este trofeo de Liga tiene muchos nombres propios. El primero de todos es el de Ewa Pajor. Desde que la polaca llegó este verano al vestuario azulgrana, ha proporcionado soluciones y goles al Barça. La delantera ha solucionado el problema más importante que tenía el equipo azulgrana. Se había echado en falta una ‘killer’ en la plantilla y con la llegada de Pajor ese problema quedó solucionado de inmediato. Apenas necesitó adaptación y con unos registros espectaculares, la polaca se ha erigido como la pichichi de la Liga en su primera temporada en España, con 22 tantos en 29 jornadas.
Fue precisamente ella la que abrió la lata ante el Betis en el duelo que terminó por grabar el nombre del FC Barcelona en el trofeo. Después de ella, firmó su tanto Claudia Pina, otra de las futbolistas que han demostrado su mejor versión en esta campaña. La catalana firmó un hat-trick ante el conjunto bético. También se sumo a la ristra de goleadoras Esme Brugts.
Este Barça, como no puede ser de otra manera, sigue apoyándose en un centro del campo que le da razón de ser. Aitana Bonmatí, Alexia Putellas y Patri Guijarro han sido los pilares del equipo. De ellas ha nacido el fútbol y muchos goles esta temporada. Contra el Betis, Aitana marcó el sexto justo antes que Alexia firmará un golazo con la diestra. La Reina también firmó el noveno y definitivo.
El Barça encara el momento más decisivo de la temporada en su punto más alto de forma. Está claro en las decisiones, sonriente sobre el verde y con el hambre intacta. En dos semanas, la final del Champions en Lisboa. Un paso más cerca del póquer que se puede certificar con la Copa de la Reina el primer fin de semana de junio.