Después de París y Varsovia, Bruselas. El nuevo canciller alemán, el democristiano Friedrich Merz, ha querido escenificar con sus primeros viajes tras la accidentada investidura del pasado lunes su voluntad de que Alemania vuelva a asumir un papel de liderazgo en la UE, que se había diluido por la falta de iniciativa de su predecesor, Olaf Scholz, y las constantes disputas internas de su ‘coalición semáforo’, que a menudo se traducían en abstenciones en Bruselas. Una visita particularmente simbólica además por coincidir con el Día de Europa.
«Jugaremos un papel activo tanto en el Consejo Europeo como en los Consejos de ministros. También pediré a los miembros del Gabinete en Berlín que incrementen significativamente su presencia aquí en Bruselas en comparación con años anteriores. Alemania debe y quiere demostrar que está muy comprometida con Europa. Esto redunda en interés de Europa, pero también en interés de la República Federal de Alemania», ha dicho Merz tras su primera reunión con el presidente del Consejo Europeo, António Costa.
«Un nuevo líder significa siempre nueva energía, nuevas ideas. Y confío plenamente en esta nueva energía, esta nueva voluntad de seguir construyendo nuestra Unión Europea», ha replicado Costa. El nuevo canciller se ha reunido además con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen; el secretario general de la OTAN, Mark Rutte; y la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola.
La ruptura del nuevo Gobierno de Merz con Scholz respecto a Europa no será sin embargo total. El nuevo canciller mantiene la negativa de su predecesor a una nueva emisión de deuda conjunta europea —que ha solicitado, entre otros, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, o el francés Emmanuel Macron— con el objetivo de financiar el fuerte incremento de gasto en defensa exigido por la OTAN y Donald Trump. Aunque Scholz era uno de los principales aliados de Sánchez en Bruselas, siempre se opuso a más fondos europeos para defensa.
«No voy a modificar la posición del Gobierno alemán en lo que se refiere al endeudamiento al nivel de UE. La deuda común europea debe seguir siendo la excepción. Ha habido excepciones en el pasado, es cierto, pero las crisis actuales van a perdurar y no pueden usarse como justificación para una deuda común europea permanente. Sé que habrá divergencias de opinión entre Alemania y ciertos países nórdicos y otros países de la UE. Es una discusión difícil y no siempre hay acuerdo entre Alemania y Francia, pero pese a nuestras diferencias vamos a discutirlo», ha dicho Merz.
El nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, durante su rueda de prensa de este viernes en Bruselas
Unión Europea
«Comparto el punto de vista del anterior Gobierno federal de que el endeudamiento a nivel de la UE no puede convertirse en la regla. Tuvimos una circunstancia excepcional con el Covid. Ahora tenemos otro reto importante, la creación o reconstrucción de la capacidad de defensa de la UE. Estamos buscando formas de financiarlo (…) Pero el endeudamiento común europeo debe seguir siendo una excepción. Así lo dice el Tratado», insiste el canciller.
«Estoy realmente preocupado por el constante aumento de la deuda en todo el mundo, no sólo en Europa sino también en América. Y me pregunto cómo podrá refinanciarse no sólo la propia deuda sino incluso los intereses. No podemos caer en espirales interminables de deuda. Debemos buscar soluciones conjuntas (para defensa), pero no es solo una cuestión de dinero sino de eficiencia», ha alegado Merz.
El nuevo canciller había suscitado grandes esperanzas con sus primeras decisiones que ejecutó incluso antes de asumir el cargo: una reforma de gran calado para excluir el gasto en defensa del freno a la deuda y crear un gran fondo de 500.000 millones de euros para infraestructuras. Una iniciativa audaz que en Bruselas se interpretaba como un precedente para flexibilizar la tradicional negativa de Berlín a los eurobonos. Las declaraciones de Merz en su primera visita a Bruselas suponen en este sentido un jarro de agua fría para las aspiraciones de Sánchez y Macron.
Desde que se inició el debate sobre el rearme de la UE, el presidente del Gobierno ha defendido que la defensa es un bien común europeo y por tanto debe contar con financiación comunitaria, no sólo mediante créditos sino también con subvenciones a fondo perdido. Era también su estrategia para escapar de las limitaciones nacionales, ya que sus socios no apoyan el aumento del gasto militar. Sánchez ya ha anunciado un incremento de más de 10.000 millones para alcanzar este año la meta de dedicar el 2% del PIB. Pero en la cumbre de la OTAN de La Haya en junio, los aliados aprobarán un nuevo objetivo, que probablemente sea del 3,5%.
Ursula von der Leyen y Friedrich Merz, durante su reunión de este viernes en Bruselas
Aparte de la defensa, Merz ha dicho que otra de las prioridades de su mandato será «limitar la inmigración irregular». En este sentido, su Gobierno tiene la intención de reintroducir controles fronterizos, lo que ha provocado polémica en países vecinos como Polonia. El nuevo canciller ha asegurado que respetará en todo momento la legislación comunitaria y trabajará estrechamente con sus vecinos.
El canciller alemán ha mantenido este jueves una larga conversación con Donald Trump, que le ha invitado a visitar Washington próximamente. Merz ha explicado que apoya la iniciativa de Estados Unidos de facilitar un alto el fuego de 30 días en Ucrania, pero ha reclamado al presidente que redoble la presión sobre Vladímir Putin, que es ahora mismo el que no acepta esta pausa en los combates.
En cuanto a la guerra arancelaria desatada por Trump, Merz le ha comunicado que no puede negociar con los Estados miembros de la UE de forma individual, porque la política comercial es competencia exclusiva de Bruselas. Su preferencia es una solución negociada que reduzca a cero los aranceles de forma recíproca al menos para los productos industriales.
La idea de «aranceles cero por cero» fue planteada por Ursula von der Leyen, que este viernes no ha querido desvelar ningún detalle sobre la marcha de las negociaciones comerciales con EEUU. Eso sí, la presidenta de la Comisión ha asegurado que no viajará a Washington hasta que haya perspectivas de firmar una solución negociada. Si el acuerdo no llega, Bruselas ya ha empezado a preparar represalias para productos de Estados Unidos por valor de 95.000 millones de euros.