El flamante papa León XIV, antes conocido como Robert Francis Prevost, no solo hereda la responsabilidad espiritual que dejó Francisco, sino también una afición compartida: el amor por el fútbol.
Nacido en Chicago el 14 de septiembre de 1955, pero con más de dos décadas de vida pastoral en Perú, el nuevo pontífice de 69 años se ha ganado la simpatía de los católicos peruanos no solo por su entrega eclesiástica, sino también por sus preferencias deportivas.
Tras su elección este 8 de mayo de 2025, han comenzado a circular rumores sobre cuál sería el equipo favorito del nuevo Papa. Algunos lo asociaron al Juan Aurich, club emblemático de Chiclayo, ciudad donde ejerció como obispo durante años.
Sin embargo, desde la cadena TV Perú se aseguró que su verdadera pasión futbolera se inclina hacia Alianza Lima, uno de los tres grandes del país andino.
Aunque no se ha difundido una imagen oficial del pontífice con la camiseta aliancista, las redes sociales comenzaron a inundarse con memes, montajes y especulaciones que alimentan la narrativa de que León XIV comparte el mismo fervor que millones de peruanos por el equipo blanquiazul.
Su paso por Chiclayo y su amor por la cultura peruana han sido determinantes para entender esta afinidad. No obstante, existe un lazo sentimental innegable entre el Papa y Juan Aurich, también conocido como el Ciclón del Norte.
Este club, fundado en 1922 y actualmente en la tercera división peruana, ha sido parte de la historia reciente del país al haber ganado el Campeonato Descentralizado en 2011 y participado en la Copa Libertadores 2015, donde se enfrentó a River Plate. Debido al largo servicio pastoral de Prevost en Chiclayo, no sorprende que muchos lo consideren parte de la hinchada del Aurich.
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La elección de León XIV confirma una curiosa continuidad en el Vaticano: el gusto por el fútbol entre los pontífices. Francisco se ganó el cariño popular al declararse hincha de San Lorenzo de Almagro, y ahora su sucesor mantiene viva esa conexión con el deporte rey.
Que su equipo sea Alianza Lima o Juan Aurich parece importar poco frente al hecho de que, una vez más, el Papa es uno más entre los millones de aficionados que celebran, sufren y sueñan con una pelota.
Imagen de una supuesta cuenta en redes de Robert Prevost
El tenis, su otra pasión
Si bien el fútbol conecta al Papa con los pueblos de América Latina, su verdadera pasión deportiva es el tenis. En una entrevista pasada, el propio Prevost confesó: “Me considero un gran aficionado al tenis. Desde que dejé Perú tuve pocas ocasiones de practicar, así que estoy deseando volver a las canchas”.
Su amor por este deporte comenzó en su juventud y se mantuvo vivo durante su etapa en tierras peruanas, aunque su nueva vida en el Vaticano limita ahora su tiempo para jugar.