El Inter eliminó al Barça de la Champions / JAVI FERRÁNDIZ
La espectacular remontada que el Barça logró durante los primeros minutos de la segunda parte no fue suficiente para derrotar a un correoso Inter. La transformación que sufrió el equipo de Hansi Flick de la primera a la segunda parte fue para recordar y repetir mil veces seguidas sin temor a aburrirse. Sin embargo, el buen fútbol sirvió de poco. Fue una verdadera pena.
El Barça no mereció una derrota tan cruel. La exhibición de Lamine Yamal y los suyos debió tener más premio. Durante muchos minutos la afición que había asistido al Giuseppe Meazza observaba con miedo la ofensiva azulgrana. Fue un vendaval de juego que puso las cosas en su sitio tras un primer periodo donde los italianos habían mostrado su fortaleza física y su efectividad de cara al gol.
Es cierto que los azulgranas dominaron durante muchos minutos y cada vez que la pelota llegaba a los pies de Lamine Yamal temblaba el feudo italiano, pero en una semifinal de Champions los errores se pagan muy caros. Unas imprecisiones que el Inter supo aprovechar con una notable efectividad.
Cierra así el Barça su temporada europea con un rendimiento mucho mejor de lo esperado, pero con la tristeza de no poder volver a disputar una final de Champions diez años después. Estar entre los cuatro mejores del viejo continente, con un equipo joven y un técnico nuevo es un fantástico balance, aunque hoy no sirva de consuelo.
No obstante, hay que felicitar a Flick y sus futbolistas al mismo tiempo que los culés deben sentirse orgullosos de este equipo. Eso sí, no hay apenas tiempo para lamentaciones. El próximo sábado se juegan la Liga contra el Madrid en Montjuic y hay que recuperarse. Ganar el Clásico dejaría a los blaugranas a un paso de conquistar el campeonato y cerrar la temporada con un magnífico doblete. Pues eso, que fue una pena, pero este equipo ha demostrado que tiene un futuro prometedor.