El debate alrededor del cierre de las centrales nucleares se encuentra en el centro del tablero político desde el día del apagón que dejó a toda España y Portugal sin luz el pasado 28 de abril.
Voces autorizadas dentro del PP como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, o su homóloga en Extremadura, María Guardiola, han sido algunas de las políticas populares que han encabezado la ofensiva contra el Gobierno de España por evitar el cierre de estos espacios. Sin embargo, la realidad les complica el discurso.
La máxima expresión -o una de las principales- de esa respuesta a las intenciones del Ejecutivo se encuentra, precisamente, en la comunidad extremeña; en Cáceres, con la central nuclear de Almaraz, una de las históricas de nuestro país y que lleva desde finales de abril-cuando la Península se quedó completamente a oscuras- sin verter electricidad a la red.
De esta manera lo confirmó un portavoz de Centrales Nucleares AlmarazTrillo (CNAT), la encargada de gestionar la mencionada planta de Almaraz y la de Trillo, en su caso en Guadalajara. El pasado lunes, esta fuente afirmó que desde el apagón la central cacereña no le había sido posible engancharse a la red. “Las dos unidades se conectarán en las próximas horas. El proceso de conexión ha sido más largo de lo inicialmente previsto”, destacó vía correo electrónico pasado el mediodía sin arrojar más detalles.
“Muestran su ignorancia o mienten”
El PP ha intentado pasar de la teoría a la práctica y este martes llevan al Congreso de los Diputados una proposición no de ley para reclamar al Gobierno un Plan Nacional de Seguridad de Suministro Energético en el que se reconsidere, entre otras cuestiones, el cierre de las centrales nucleares, para contribuir a rebajar el coste de la electricidad y reforzar la estabilidad de la red y la producción eléctrica.
Se trata de un plan que cuenta con el respaldo de Vox y Junts y que encuentra el rechazo del Ejecutivo de coalición. El propio Pedro Sánchez lanzaba un mensaje claro a quienes defienden fehacientemente -y lo hicieron aún con más insistencia tras el apagón- estos espacios, aseverando que “lejos de ser una solución”, han supuesto una lacra “porque estaban apagadas” e hizo falta “desviar a ellas grandes cantidades de energía para mantener sus núcleos estables”.
A más a más, el presidente argumentaba lo siguiente: “Lo que hemos visto -el pasado 28 de abril- es que había generación nuclear justo antes de la caída del sistema y se desconectó igual que el resto de las tecnologías (…) Esta energía no fue más resiliente que el resto de las fuentes de energía”.
Y ya entonces advertía de que “en el proceso de reposición, las centrales nucleares no se han vuelto a recuperar del sistema” -la de Almaraz sigue sin hacerlo-, y apostillaba que “con mayor dependencia nuclear la recuperación no habría sido tan rápida”, sino “más lenta”. En este sentido, el líder del Ejecutivo indicó que quienes estaban vinculando el apagón energético con la falta de nucleares “muestran su ignorancia” o directamente “mienten”.
Ayuso, una defensora nuclear férrea
Isabel Díaz Ayuso es una de las posicionó como gran defensora de las centrales nucleares. La presidenta de la Comunidad de Madrid, en su particular cruzada contra Moncloa en la que en ocasiones ejerce más de oposición que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, emplazó que “llevamos tiempo pidiendo que se reconsidere el cierre de las nucleares puesto que en situaciones críticas fueron fundamentales para garantizar suministro eléctrico”.
La presidenta regional abanderó esta defensa sin arrojar un solo dato de cuáles son los beneficios reales de estos lugares. “Queda claro que no hay planes alternativos, que las agendas ideológicas no funcionan (…) Estábamos hablando del cierre de nucleares por una cuestión de agendas y se tiene que dar cuenta que tenemos que hacer el camino contrario y no depender de una sola energía”, decía, culpando nuevamente al Ejecutivo de la situación vivida hace una semana: “Esto no nos puede pasar a nosotros, porque ¿qué imagen damos?”.
María Guardiola, sobre Almaraz: “Su cierre es sectario”
Entre otros de los nombres que abanderan esta lucha destaca el de María Guardiola, responsable extremeña, que también rebatía la decisión que pretende culminar Moncloa. En su caso, en varias declaraciones públicas -por ejemplo en una entrevista concedida a El Confidencial– la presidenta afianza que se trata de una cuestión “ideológica” y “sectaria”.
“No existe ninguna razón objetiva ni científica que justifique el apagón nuclear. Se trata de una energía limpia, segura y estable, pero la ultraizquierda vive en una contradicción constante. Quieren acabar con el parque nuclear español, mientras exigen una descarbonización rápida y energía barata. La descarbonización real no se consigue ni con el terraplanismo nuclear de Podemos ni con la hipocresía del PSOE, que ahora pretende culpar a las empresas”, consideraba en una entrevista concedida al periódico mencionado.
Lo que persiguen PP y la ultraderecha
Lo que persiguen PP y la ultraderecha en el Parlamento es instar al Gobierno a aprobar una Estrategia Integral para una Transición Energética limpia, justa y competitiva, con participación de las autonomías y los sectores productivos afectados, que gira en torno a diferentes áreas.
Entre estos ejes aparecen un Plan Nacional para el despliegue de Energías Renovables que recupere “el equilibrio eficiente con la complementariedad entre las distintas renovables”, termine con las “congestiones” en la red y los vertidos y contemple una “implantación efectiva de almacenamiento, hibridación y repotenciaciones”, así como un cronograma efectivo de subasta energética y licitación en nudos de acceso y la delimitación de las zonas de acceso acelerado en zona española.
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