‘El jacarandá’ (Salamandra), la segunda novela del rapero y escritor Gaël Faye (Buyumbura, Burundi, 1982) tras el impacto superventas de ‘Pequeño país’, alcanza uno de sus momentos más inquietantes y turbadores cuando Milan y Claude, la pareja protagonista, asisten a una ejecución pública en un campo de fútbol de Kigali. “Unos policías encapuchados, fusil en mano, se colocaron frente a los prisioneros con sus armas (…). Tras los disparos, los cuerpos de los prisioneros se desplomaron, con las cabezas colgando hacia delante o hacia los lados”, escribe Faye.
Más tarde, los mismos personajes beben cerveza mientras un televisor retransmite el Holanda-Croacia del Mundial de 1998. “Me di cuenta de que Claude no quería hablar del estadio. Se limitó a decirme que eran genocidas condenados a muerte, ejecutados para dar ejemplo, y que se lo tenían merecido”, leemos.
Para mí, escribir es conservar lo que está llamado a desaparecer. Es una manera de resucitar mundos”
Cuatro años antes, en 1994, más de un millón de personas, en su mayoría tutsis, fueron asesinadas en Ruanda durante el atroz genocidio perpetrado por extremistas hutu. “La última ejecución pública tuvo lugar cuatro años después del genocidio, en el 98, y había una sed de venganza que rezumaba por todas partes. Cuando se producían estas ejecuciones, era como un ‘superpartido’ de fútbol: todo el mundo iba en masa y las recibía con aplausos”, recuerda ahora Faye, de paso por Barcelona para presentar su nueva novela.
Desde entonces, añade, “se ha abolido la pena muerte y se ha trabajado por la justicia, el perdón y la reconciliación”. “Si yo hoy les dijera a mis hijas, que están creciendo en Ruanda, que vamos a ir a una ejecución pública, se quedarían horrorizadas”, ilustra Faye, cuyo nuevo libro indaga en la posibilidad de regenerar una sociedad después de semejante estallido de violencia extrema. “Hay muchas libros que explican el genocidio, pero muy pocos que hablen de lo que vino después”, asegura.
Gaël Faye posa en la terraza de un hotel en Barcelona / Zowy Voeten
Resucitar mundos
En realidad, lo que Faye quería después del inesperado éxito de ‘Pequeño país’ era recuperar su carrera como rapero (“entre las dos novelas, he publicado cinco discos”, recuerda) y escribir una novela sobre Freddie Mercury, pero todo le llevaba una y otra vez de vuelta a Ruanda. “Al final yo no escojo la novela que voy a escribir; es como si la novela me escogiera a mí”, relativiza.
Y después de evocar en su debut literario una infancia feliz, casi idílica, súbitamente truncada por la guerra civil de Burundi, a Faye le ha tocado ser ahora la voz de una generación que, asegura, tiene la responsabilidad de luchar contra el olvido. “Para mí, escribir es conservar lo que está llamado a desaparecer. Es una manera de resucitar mundos”, defiende el cantante, hijo de padre francés y madre ruandesa exiliada en Burundi. Una misión de especial relevancia en un país en el que, recuerda el autor de discos como ‘Pili pili sur un croissant au beurre’, el 70% de la población ha nacido después de 1994. «Los jóvenes se pueden sentir un poco aplastados por la historia», reconoce.
Porque, asegura «un genocidio no pasa nunca, nunca queda atrás». «No hay nada que nos libere de los fantasmas del pasado. Los cráneos y los huesos de los memoriales ya no cuentan gran cosa; lo que hay explicar es lo que dicen los vivos», reflexiona Faye, para quien la novela es también una manera de poner en cuestión la evolución económica y el frenesí transformador que ha vivido Ruanda en las últimas décadas. «Hay un escritor senegalés, Boubacar Boris Diop, que dice que con ese frenesí de la reconstrucción, con todos estos proyectos, lo que intentan los ruandeses es como borrar la escena del crimen. Y yo no puedo evitar pensar de forma inconsciente, y subrayo lo de inconsciente, que el modo en que se derrumban las viejas casas y se desmantela la arquitectura de la época previa al genocidio es una manera de liberarse y de borrar ese pasado», asegura.
Y contra esa desmemoria, queda claro, escribe Faye. El formato, asegura, es lo de menos. «Puede ser una novela, una película o una canción. En 2022, por ejempo, dirigí ‘Palabras de silencio’, un documental sobre las mujeres que sufrieron violación durante el genocidio».

Gaël Faye publica ‘El jacarandá’ / Zowy Voeten
Embarcado en una operación rescate que, dice, ha ayudado a muchos ruandeses a poner palabras ahí donde solo había silencio, Faye aprovecha las páginas de ‘El jacarandá’, nombre de un árbol subtropical nativo de Sudamérica que los colonos belgas llevaron a Ruanda, para ahondar en temas como la identidad, el desarraigo o el mestizaje. «Los mestizos no tienen en ningún sitio una realidad concreta. Son negros en Europa y blancos en África. Ser mestizo es un esfuerzo cotidiano», sostiene un autor cuya identidad dio un vuelco tras ser repatriado a Europa siendo poco más que un crío. «Llegar a Francia con 14 años y descubrirme negro ante la mirada de los demás para mí fue una confusión absoluta . Pensé: ‘lo que soy siempre me vendrá definido desde fuera’», recuerda.
Algo parecido le ocurrió cuando se instaló en Ruanda hace 10 años, pero aquel Gaël ya era otra persona. Una muy diferente. «Soy consciente de que aquí me verán como blanco, pero ya no espero la aprobación de la mirada de los demás», zanja.

‘El jacarandá’
Gaël Faye
Salamandra
253 páginas
21 euros