El textil vuelve a mirar al futuro con ciertas dosis de optimismo, después de una temporada, la transcurrida desde la pandemia a la actualidad, en la que el sector ha atravesado por momentos complicados. El panorama aún no está despejado ni mucho menos, pero hay un dato, el del número de empresas, que invita a la esperanza. Y es que después de cuatro años de descensos consecutivos, se ha registrado una evolución positiva con la creación de 26 nuevas sociedades en el último ejercicio, un cambio de tendencia que hay que atribuir a la estabilización del sector después de varios vaivenes, así como un ligero repunte de las exportaciones.
Se puede decir que el del textil es un sector acostumbrado a vivir sobre el alambre. Así ha sido a lo largo de su historia, y en momentos sumamente complicados como la creciente competencia de los países árabes y asiáticos, hace ya años, o la necesidad de implantar las nuevas tecnologías para poder rivalizar de tú a tú en calidad con la industria europea. También adaptarse a las cada vez más exigentes normativas comunitarias en materia medioambiental, un proceso en el que, de hecho, está inmerso en estos momentos.
Reconversión
Con todo, la irrupción de la pandemia supuso un duro golpe para el sector, que si bien en un primer momento pudo reaccionar con su reconversión para la fabricación de mascarillas, beneficiándose también de la apuesta de los consumidores por renovar las cortinas y sofás de sus casas en los meses en los que no pudieron salir de sus casas, posteriormente las empresas se vieron afectadas por una caída de las ventas debido a que el consumo de los artículos de moda quedó en un segundo plano al priorizarse el ocio y los viajes. Una dinámica que también se cebó con el calzado, industria que ha tenido una trayectoria bastante similar.
«Asistimos a un cambio de tendencia positivo a la vista de lo sucedido últimamente»
En este contexto, una estadística que ilustra bien a las claras la evolución que ha tenido el sector es el del número de empresas. Así las cosas, y según los datos aportados por el Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc), el textil-confección de la Comunidad Valenciana, cuyo principal centro de producción es el clúster situado en las comarcas alicantinas de l’Alcoià y El Comtat y la valenciana de la Vall d’Albaida, ha visto cómo desde 2020 ha ido perdiendo ininterrumpidamente firmas, pasando de las 1.481 de ese año a las 1.414 de 2023. Pues bien, esa dinámica se ha visto interrumpida por fin en 2024, con un crecimiento del 1,9 % que ha dejado la cifra total de empresas en 1.440.
El presidente de la patronal Ateval, Pepe Serna. / Juani Ruz
El presidente de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana, Pepe Serna, señala que el dato puede no parecer demasiado significativo a nivel de volumen, pero añade que «evidentemente marca un cambio de tendencia que es positivo, a la vista de lo sucedido en los últimos tiempos».
A la hora de concretar las causas de este cambio de tendencia, hay que hacer referencia, por un lado, a la estabilización del propio sector tras los vaivenes de los últimos años, así como un mejor comportamiento de las exportaciones en la segunda parte del año. Ese incremento, con todo, no sirvió para cerrar el ejercicio en positivo en lo que se refiere al comercio exterior, toda vez que los 1.038 millones de euros supusieron un descenso del 2 % con relación a 2023.
La cifra de negocios, por otro lado, se mantuvo prácticamente estancada con 2.215 millones de euros. El empleo también cayó un 1,9 %, hasta los 21.760 trabajadores, aunque en este apartado juega un papel fundamental el cada vez mayor componente tecnológico de las empresas, y las dificultades de estas para encontrar mano de obra especializada.
Incertidumbre
Desde el sector, en cualquier caso, se espera que los brotes verdes que han empezado a emerger con la creación de empresas no sean un mero espejismo, a la vista del nerviosismo que se respira en los mercados internacionales. A los conflictos bélicos en marcha, se le ha sumado recientemente la guerra arancelaria promovida por Donald Trump tras su regreso a la presidencia de Estados Unidos, lo que está generando una gran incertidumbre. Según Pepe Serna, «nuestras exportaciones a Estados Unidos no son demasiado significativas, pero nos encontramos con un panorama incierto en el que las empresas, además, tienen importantes dificultades a la hora de realizar cualquier tipo de planificación, por lo que todo lo que está sucediendo no es bueno para nadie».
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