Estados Unidos y Ucrania han firmado esta pasada madrugada un acuerdo de «asociación económica» que permitirá a Washington participar junto a sus socios locales en los futuros proyectos de explotación de los recursos naturales ucranianos, desde sus minerales críticos a sus yacimientos de gas y petróleo. El documento no se ha hecho público hasta el momento, pero los detalles desvelados sugieren que está bastante más cerca de los intereses ucranianos de lo que Donald Trump pretendió inicialmente. Ambos países establecerán un «fondo de inversión conjunto» con igualdad de derechos y, al menos durante su primera década, sus beneficios se reinvertirán en la reconstrucción de Ucrania. Quizás más importante para Kiev es que el acuerdo servirá para anclar a EEUU en su economía y darle motivos adicionales de peso para garantizar su estabilidad en el futuro.
Ambas partes no han tardado en celebrar la entente tras meses de tormentosas negociaciones. Tienen motivos para hacerlo, pero por razones distintas. El documento reconoce la contribución multimillonaria que Washington ha realizado a la defensa ucraniana desde el inicio de la invasión rusa y, como quería Trump, permitirá a su país recuperar parte de la inversión con el acceso a las ricas reservas naturales ucranianas. «Tienen estupendas tierras raras, minerales, materiales. Tiene muchas cosas que otros lugares no tienen», ha dicho este jueves el líder estadounidense en una entrevista a Newsmax. «Con este acuerdo nos quedaremos, en teoría, con más de 350.000 millones. No he querido parecer un tonto», añadió refiriéndose a la supuesta cantidad que EEUU ha aportado a Ucrania. La realidad es solo una tercera parte de lo que el magnate lleva meses pregonando: unos 130.000 millones, según varios recuentos.
Desde el otro bando, el primer ministro ucraniano, Denis Shmyhal, explicó en Telegram que el fondo de inversión estará financiado y gestionado a partes iguales, con los derechos de voto repartidos al 50%, pero Ucrania mantendrá plenos derechos de propiedad sobre su subsuelo, sus infraestructuras y recursos naturales. Una victoria respecto a la propuesta inicial de Trump, que quiso que Ucrania entregara sus puertos o sus yacimientos a EEUU para pagarle por los servicios prestados. «Han conseguido un acuerdo mucho mejor», ha subrayado el exembajador estadounidense en Kiev, Willian Taylor. «Los americanos han aceptado muchas de las sugerencias ucranianas». Tampoco reconoce como deuda a devolver por el Tesoro ucraniano la ayuda recibida hasta ahora, como pretendió en su momento la Casa Blanca. «Gracias a este acuerdo, seremos capaces de atraer recursos significativos para la reconstrucción, poner en marcha el crecimiento económico y recibir las última tecnologías de nuestros socios e inversores estratégicos de EEUU», escribió Shmyhal.
Garantías de seguridad
Si bien es cierto que el acuerdo no incluye explícitamente garantías de seguridad para Ucrania, según los medios que tuvieron acceso a su borrador antes de la firma, pueden darse por implícitas. Al fin y al cabo, el potencial desembarco de empresas estadounidenses en el país eslavo, con el que Washington tenía un relación comercial insignificante hasta el inicio de la guerra, no solo debería servir como disuasión frente al Kremlin, sino que probablemente obligará a EEUU a defender sus intereses económicos si se ven amenazados. Y aunque Trump ha demostrado más simpatías hacia el agresor que el agredido en las negociaciones de paz que lidera, su mandato tiene fecha de caducidad y es probable que su sucesor recupere el tradicional antagonismo estadounidense hacia Rusia.
De modo que, con este acuerdo, podría decirse que Volodímir Zelenski ha conseguido convertir a EEUU en uno de los garantes de la reconstrucción y la seguridad económica ucraniana sin hipotecar necesariamente la riqueza de su país. Un desenlace nefasto para Rusia, que tras fracasar en su intento de apoderarse del país, aspira como mínimo en convertirlo en un satélite bajo su esfera de influencia. No hay que olvidar que el Kremlin invadió Crimea y el Donbás en 2014 para hacer descarrilar el acuerdo de asociación económica que el entonces presidente Viktor Yanukóvich se disponía a firmar con la Unión Europea. Este es más limitado, pero incrusta a EEUU en los sectores más estratégicos de la economía ucraniana.
«Este acuerdo muestra claramente a Rusia que la Administración Trump está comprometida con un proceso de paz centrado en una Ucrania libre, soberana y próspera a largo plazo», ha dicho el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent. El Kremlin todavía no ha dado una respuesta oficial, pero alguno de sus dirigentes ha querido presentarlo como una muestra de supuesta la debilidad y sumisión ucraniana, más que como un revés estratégico de consideración para Rusia. «Trump finalmente ha presionado al régimen de Kiev para que pague a EEUU por su ayuda con sus recursos minerales», ha dicho el expresidente y número dos del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvedev. «Ahora el país que está a punto de desaparecer tendrá que usar su riqueza nacional para pagar por sus equipos militares».
En las regiones ocupadas
Parte de esa riqueza se encuentra hoy en las regiones que Rusia ocupa. Concretamente, un 42% de los metales ucranianos, el 33% de sus tierras raras, el 63% de los depósitos de carbón y el 20% de los yacimientos de gas, según la Kyiv School of Economics. Un potencial incentivo para que Washington abogue por reducir al máximo el territorio con el que Rusia se quedaría en un eventual acuerdo de paz. Al mismo tiempo hay que tener en cuenta que hasta que no acabe la guerra difícilmente se podrá implementar el acuerdo.
Una de las dudas que queda por resolver es cómo afectará la entente con EEUU al acuerdo similar firmado con Bruselas en 2021 para cooperar en la explotación de los minerales ucranianos. El documento asegura que las futuras inversiones del fondo compartido con Washington tendrán que respetar las leyes ucranianas y europeas, según The Kyiv Independent, por lo que no debería afectar a los compromisos previos de Kiev con la Unión Europea. De lo que no hay duda es que con ambos contratos ambos bloques de la OTAN han puesto una poderosa pica en Ucrania y a las puertas de las fronteras rusas.
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