Ingenieros expertos en sistemas eléctricos barajan posibles causas del apagón que soportó España el pasado lunes. Desde un error humano, hasta un exceso de confianza de Red Eléctrica (REE) en la robustez del sistema, pasando por un sistema de subastas intradía que no garantiza la subsanación de caídas sobrevenidas en el proceso de generación de electricidad, o la combinación de algunas de estas posibles causas, conforman un escenario en el que la excesiva integración de energías renovables nunca está dentro de la ecuación mal resuelta.
El sistema
En cualquier sistema eléctrico es necesario que en todo momento coincidan la oferta y la demanda para evitar su colapso. Cualquier fluctuación súbita de uno de dichos parámetros pone en serio riesgo el suministro y es la puerta abierta para un black out (apagón) como el sufrido el lunes por España.
La subasta
El sistema español fija los precios de la electricidad con un día de antelación y para cada hora de la jornada. El coste de cada megavatio hora no es el mismo durante todo el día, y esto tiene su origen en el carácter marginal del sistema. ¿Qué significa esto? Que el precio de la última tecnología –nuclear, eólica, térmica, fotovoltaica…– que es necesario utilizar para cubrir la demanda en cada hora del día –empezando por la más barata– es el que reciben todas las empresas generadoras en esa franja horaria. ¿Y cómo es posible saber cuánta energía es necesaria en cada momento? La experiencia de años permita a REE realizar una estimación a priori en función del día de la semana, la hora o la predicción meteorológica, entre otros factores. Sumar unos cuantos megavatios hora más para protegerse ante imprevistos debería bastar para preservar la estabilidad del servicio.
El ‘maldito’ intradía
Nadie en el operador del sistema quiere llegar a una negociación in extremis de un precio intradía. Es decir, ningún responsable de la estabilidad del sistema desea tener que tapar con urgencia un agujero de generación que deje esta variable muy lejos de lo previsto. Saben que la ley no obliga a los operadores de generación a taparlo y, por supuesto, no a hacerlo al mismo precio fijado en la subasta del día anterior. Hay que volver a negociar con ellos y cada segundo que transcurre puede ser definitivo en la carrera por evitar el cero energético. Además, con la debilidad de saber que solo por propia voluntad producirán más. Los expertos echan en falta un cambio normativo que dicte la obligatoriedad de aportar más ante una eventualidad de gran dimensión.
Francia
Las interconexiones con Francia son otra de las fuentes que pueden alimentar el sistema eléctrico español. Sin embargo, su aportación es escasa. La Unión Europea (UE) anima a los países miembros a incrementar las interconexiones, pero las políticas de índole generan hasta el momento no pocas resistencias. Tras el apagón, rápidamente surgió la desconexión del sistema francés como una de las posibles causas. Los expertos rechazan ese supuesto y hacen una narración inversa: al detectar un fallo en la red española, los sistema de seguridad franceses bloquearon el envío de energía hacia territorio español. Es lo lógico hasta que se conoce el origen del problema, lo contrario podría ser –no se sabe hasta que se tiene más información– continuar echando agua en un cubo que ya está completamente desbordado. Una vez que se desconecta y conocido que lo que falta es potencia, el retorno es mucho más lento. El aporte energético debe estar «enfasado», señalan los expertos consultados.
Confianza
En el pasado no han faltado las declaración de responsables políticos ensalzando la robustez del sistema eléctrico español y situándolo a la altura de los mejores del mundo. No es que sea deficitario, pero para poder exhibir músculo es necesario utilizarlo de manera correcta. Las primeras investigaciones señalan a una drástica caída de la producción en el suroeste peninsular. ¿Del tamaño suficiente como para tirar abajo todo el sistema? En teoría no, porque está zonificado. Según eso bastaría con haber aislado el problema y circunscribir el apagón a un área más o menos extensa, provincial o autonómica en el peor de los casos. El exceso de confianza en el sistema habría determinado, según esta teoría, que los responsables de REE llamaran a las zonas colindantes a arrimar el hombro en la seguridad de que aún era posible remontar el fallo. Ese es el peor escenario para REE, ya que situaría buena parte de la responsabilidad del cero en sus manos. Otra mala noticia para el operador sería que los automatismos previstos para impedir que un fallo de gran tamaño arrastre a la totalidad del sistema no hayan funcionado.
¿Qué se sabe?
Y qué puede saberse. Es conocido que se produjo una brusca caída de la generación, del 60% concretamente. Ahora bien, ¿por qué? Y en ese punto los expertos coinciden en que no será posible desvelar la incógnita sin colaboración y una investigación que se prolongará durante meses hasta poder darla por concluida. También es fácil determinar la línea por la que dejó de fluir la electricidad, pero ocurre como en el caso anterior, es importante para el conjunto de la investigación pero nada resuelve sobre el origen.
Fotovoltaica
La entrada de las energías renovables, como ocurre con todas y cada una de las tecnologías, queda fijada de antemano por el operador en el momento de cerrar la subasta diaria. Algunas voces han señalado la inmadurez actual del sistema para asumirla en las cantidades que exigen los compromisos de descarbonización que se han suscrito dentro de la UE. Entre los consultados, ninguno niega la obligatoriedad de acelerar legislativa y administrativamente para permitir la proliferación de sistemas de almacenamiento que doten de mayor gestionabilidad a las fuentes limpias. Ahora bien, rechazan que una aportación fotovoltaica en un punto determinado de la Península sea capaz por sí sola de conducir a todo el país a un black out como el del lunes. Situándose en el peor de los casos, aceptan que un operario durante, por ejemplo, unas obras de ampliación, bajó la palanca equivocada y eso generó la salida de los 15 megavatios de potencia que se perdieron en cinco segundos. Siguen sin entender por qué el sistema de seguridad no aisló el error para evitar el contagio a toda España o, en sentido contrario, impedir una sobrecarga en el caso de que otra persona optara por subir la palanca al notar el fallo cuando ya se estaba ganando aportación por otras vías.
¿Qué fue antes?
Continuando con la aportación de las renovables, a los expertos les resulta precipitado señalar a la caída de la producción fotovoltaica como generadora del apagón cuando aún no se conoce ni siquiera el origen de su desconexión, en caso de quedar totalmente demostrada. ¿Y si hay un error previo en el camino que debía tomar la fotovoltaica y se le envió una orden automática de desconexión, se preguntan.
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