Científicos en China han reabastecido un reactor de torio y sales fundidas sobre la marcha por primera vez, abandonado por Estados Unidos hace siete décadas. El avance está allanando el camino para trabajar reactores que son significativamente más seguros, eficientes y menos contaminantes que las alternativas convencionales.
En abril de 2025, un equipo de investigadores chinos alcanzó un avance sin precedentes al recargar el combustible de un reactor de torio y sales fundidas en funcionamiento sin detener la planta, un logro que podría transformar el panorama energético mundial y acelerar la transición hacia fuentes más limpias y seguras.
Desde la década de 1950, el torio ha sido estudiado como una alternativa al uranio para la generación de energía nuclear, pero la mayoría de los programas se abandonaron en favor de reactores de uranio convencionales, según informa Live Science.
En Estados Unidos, el experimento de reactor de torio y sales fundidas de Oak Ridge en los años sesenta sentó las bases de esta tecnología, que integraba el combustible y el refrigerante en una mezcla líquida salina. Sin embargo, los desafíos de corrosión y la preferencia estratégica por el uranio llevaron al abandono de esos primeros proyectos, como explica el Organismo Internacional de Energía Atómica.
Resistencia y perfeccionamiento tecnológico
En China, los estudios sobre reactores de sales fundidas se iniciaron en los setenta y han avanzado de manera constante gracias a una política de inversión sostenida en investigación nuclear. El pasado 8 de abril, en una reunión cerrada de la Academia China de Ciencias, el científico jefe Xu Hongjie anunció que su equipo había logrado introducir combustible fresco en un reactor de torio sin interrumpir su operación, marcando la primera vez que este proceso se realiza de forma continua en un reactor experimental, según publica South China Morning Post.
De acuerdo a distintos medios chinos, el logro se atribuye a la “resistencia estratégica” y la dedicación de décadas a perfeccionar la tecnología. El dispositivo experimental, ubicado en un emplazamiento secreto del desierto de Gobi, aprovecha sales fundidas que actúan simultáneamente como combustible y refrigerante.
Al calentar esta mezcla por encima de 600 °C y bombardearla con neutrones de alta energía, el torio se transforma en uranio-233, que a su vez fisiona para liberar energía. El diseño del reactor permite una generación térmica continua de aproximadamente 2 MW, suficiente para abastecer a unas 2.000 viviendas, el doble del mínimo considerado de escala comercial.
Múltiples ventajas
A diferencia de los reactores de combustible sólido, los reactores de sales fundidas no pueden sufrir un “derrame” tradicional, ya que el combustible ya está en estado líquido y simplemente se solidifica si pierde calor. Además, el torio es un elemento tres veces más abundante que el uranio en la corteza terrestre y más fácil de extraer, transformándose en un recurso atractivo para potencias con importantes reservas, como en el caso de China.
Un estudio citado por el South China Morning Post estima que una sola mina rica en torio en Mongolia Interior podría cubrir las necesidades energéticas de China durante decenas de miles de años. Al mismo tiempo, los reactores de torio generan significativamente menos residuos radiactivos de larga vida, y parte del material usado en reactores de uranio puede reciclarse como combustible en sistemas de sales fundidas.
Pese al entusiasmo, los expertos señalan que, aunque el experimento de 2 MW es un logro, faltarían décadas y nuevos progresos en ingeniería para llevar la tecnología a centrales de gran potencia y uso comercial masivo. Aunque China se posiciona para liderar una nueva era de energía nuclear limpia, el éxito final dependerá de la resolución de retos técnicos y de la aceptación regulatoria internacional.