del síndrome de Munchausen al de Diógenes

La denuncia de una vecina de Fitoria fue lo que permitió descubrir a las autoridades que en una casa de este pueblo ovetense, que parecía abandonada, estaban secuestrados por sus padres tres niños, dos gemelos de ocho años y otro, de diez. El alemán Christian S. y su esposa, M. A. S., vivieron durante cuatro años recluidos en este domicilio, con los menores sin escolarizar y en unas condiciones infrahumanas.

En el ámbito psiquiátrico, el maltrato infantil puede tener diversas vertientes. Una de las peores es el conocido como síndrome de Munchausen por poderes. En este trastorno mental, que debe su nombre al caballero alemán del siglo XVIII Karl Friedrich Hieronymus, uno de los padres simula o provoca la existencia de una enfermedad o una lesión al niño con la intención de que éste reciba asistencia médica.

En el caso de los menores secuestrados en Oviedo, los progenitores administraban a los niños medicación con THC «como tratamiento para el TDAH». Aunque «no les habían llevado nunca al médico» y eran «ellos mismos los que diagnosticaban y medicaban». Además, en el momento de la detención los niños aparecieron con tres mascarillas y la madre no permitía a los agentes que se acercaran porque decía que «tenían enfermedades graves».

Esta actitud puede recordar a la de quienes sufren el conocido como síndrome o fiebre de la cabaña. Consiste en la fobia que puede experimentar un individuo, que ha estado encerrado de manera obligada, cuando entra en contacto con el exterior. A falta de conocer más información sobre el caso, la investigación apunta a que tras la pandemia de Covid-19 el matrimonio pudo tener un trauma que les hiciera tomar la decisión de aislarse junto con sus hijos.

En una de las habitaciones de la casa las autoridades encontraron un gato enfermo y rodeado de sus propios excrementos. Este comportamiento puede recordar al de las personas que sufren de acaparamiento de objetos o Síndrome de Diógenes. También hay casos en los que se recolecta a un gran número de animales, descrito en algunas ocasiones como Síndrome de Noé.

Los agentes se dieron cuenta de que Christian S. no se encontraba solo en la casa porque los paquetes que llegaban desde el supermercado eran demasiado grandes para una sola persona. Y es que la familia se hidrataba únicamente por agua de garrafa por temor a la Covid-19. También tenían encendidos purificadores de aires de manera constante. Esta obsesión constante ante un posible contagio es similar al que experimentan las personas con Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). El psiquiatra Guillermo Lahera, como explica este artículo de EL ESPAÑOL, tuvo que atender el caso de una paciente que, debido a este trastorno, se encerró perpetuamente en el baño por su obsesión con la limpieza.

Abuso parental extremo

Aunque independientemente de los posibles trastornos mentales que pudieran sufrir los progenitores, lo que sí parece claro es que se trata de un caso de maltrato infantil, de ahí que el comisario principal de la Policía Local de Oviedo, Francisco Javier Lozano, la haya descrito como «la casa de los horrores«.

Jamás pensó que «algo así» pudiera pasar en España. En otros países sí que es conocida la historia de unos padres que abusan de manera extrema de sus hijos. Una de las más recordadas es la del conocido como caso Turpin, en el que una pareja estadounidense tuvo secuestrado a sus 13 hijos, a quienes privaron de comida durante años.

En este suceso, que se descubrió en 2018 después de que una de las hijas lograse escapar, los padres castigaban a sus hijos atándolos con cuerdas y encadenándolos a sus camas con candados. Pese a que sólo se declararon culpables de 14 de los 49 cargos a los que se enfrentaban, el matrimonio llegó a un acuerdo judicial por el que van a pasar el resto de su vida en la cárcel.

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