Vivir en la era de los extremos climáticos significa que expuestos a incendios forestales cada vez más voraces, inundaciones potencialmente devastadoras y otros fenómenos meteorológicos extremos con el potencial de destruir ciudades enteras. Según apunta un estudio publicado este miércoles en la revista ‘The Lancet Public Health’, el auge de extremos climáticos también supone un grave riesgo para la salud mental de la población. Y es que, tal y como confirma un análisis internacional con más 5.000 personas, el hecho de vivir «repetidos desastres naturales» puede agravar los cuadros de ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático (TEPT).
La investigación, liderada por los científicos Yu-Ting Li y Rachael Leppold, se ha basado en miles de encuestas recogidas a lo largo de la última década en distintas poblaciones de Australia que habían sufrido daños significativos tras el impacto de una o varias catástrofes climáticas de gran magnitud. Durante el trabajo de campo, los investigadores entrevistaron a miles de personas para preguntarles por el impacto que habían tenido desastres naturales como inundaciones, incendios forestales o ciclones en su vida y, más concretamente, en su salud mental. El análisis de estos datos demostró que «cuanto más frecuente es la exposición a catástrofes, mayor es el deterioro de la salud mental». Sobre todo en el caso de los grupos vulnerables.
«Es la primera vez que se demuestra estadísticamente que la acumulación de desastres naturales incrementa significativamente la incidencia de trastorno de estrés postraumático»
«Es la primera vez que se demuestra estadísticamente que la acumulación de desastres naturales incrementa significativamente la incidencia de trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión», afirma Paul Valent, psiquiatra y expresidente de la Australasian Society for Traumatic Stress Studies en declaraciones al Science Media Centre. En esta misma línea, el especialista recuerda que también hay varios trabajos que demuestran cómo tras el paso de un desastre natural de gran magnitud se detecta un repunte de enfermedades físicas desencadenadas por el estrés, como infartos, accidentes cerebrovasculares y otras patologías graves.
El análisis demuestra que los grupos más expuestos a este riesgo son aquellos con enfermedades previas o situaciones socioeconómicas complicadas
La psicóloga Maria Kangas, de la Universidad Macquarie, también destaca que, tal y como señalan las conclusiones de este trabajo, entre los colectivos con más riesgo de sufrir problemas de salud mental tras un desastre natural destacan las personas con discapacidad o problemas de salud preexistentes así como los grupos con escaso apoyo social y viviendas precarias. «Es imprescindible diseñar los servicios de apoyo teniendo en cuenta la vulnerabilidad de estas comunidades para que sean verdaderamente útiles y eficaces en este tipo de escenarios», afirma la especialista, quien también pide tener en cuenta las diversas casuísticas sociales y económicas para diseñar planes de actuación más «resilientes» ante este tipo de escenarios que, debido al avance de la crisis climática, podrían volverse cada vez más frecuentes.
Factor de riesgo
No es la primera vez que un estudio traza una relación directa entre cambio climático y aumento de casos de trastorno por estrés postraumático. Una investigación de la Universidad de California en San Diego, por ejemplo, entrevistó a centenares de sobrevivientes del famoso incendio Camp Fire de 2018, uno de los más mortíferos jamás registrados en la región, y descubrió que las personas que habían vivido este evento presentaban tasas de estrés postraumático comparables a las de veteranos de guerra, además de un mayor riesgo de depresión, ansiedad e insomnio. Este fenómeno también se ha reportado entre los supervivientes a desastres naturales como el huracán Katrina o la DANA de Valencia y, según afirman los especialistas, los síntomas derivados de este cuadro pueden prologarse durante varios meses o incluso años.
Algunos análisis señalan que las tasas de estrés postraumático entre los supervivientes de un desastre natural son comparables a las de veteranos de guerra
Más allá del impacto de los desastres naturales, en los últimos años han sido muchos los trabajos que han demostrado cómo el avance de la crisis climática en todas sus facetas se está convirtiendo en un factor de riesgo para la salud mental. Especialmente en el caso de las temperaturas cada vez más extremas provocadas por el calentamiento global. Según destaca un análisis de ISGlobal, durante los episodios de calor extremo los ingresos hospitalarios por trastornos mentales y del comportamiento, ya sea por esquizofrenia o por depresión, se incrementan alrededor de un 28% en Epaña. En esta misma línea, otro trabajo liderado por esta entidad también corrobora que la exposición prologada a altas temperaturas incrementa el riesgo de que los adolescentes sufran ansiedad, depresión y problemas de atención.
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