El gijonés inmerso en dos procesos judiciales por haber agredido sexualmente de sus dos hijas, cuando ambas eran menores de edad, acaba de recibir su primera condena. A 25 años de cárcel asciende la pena impuesta por el tribunal de la sección octava de la Audiencia Provincial –tal y como solicitaban tanto la Fiscalía como la acusación particular– por un delito continuado contra la libertad sexual de una menor de 16 años y por otro delito contra la libertad sexual. Esta sentencia, contra la que cabe recurso, hace referencia a las agresiones sexuales perpetradas contra su hija pequeña, de seis años en el momento de los hechos, y que sirvió a raíz de la denuncia de la víctima para destapar que su hermana mayor también había sido violada por su padre años atrás. Por este segundo caso deberá responder el próximo 19 de mayo. Afronta ahí 15 años de prisión.
La conducta de este individuo, de unos 50 años, se remonta al año 2015, según consta en las diligencias de este procedimiento desvelado por La Nueva España, pero no fue hasta el 2024 cuando se tuvo conocimiento de los hechos. Fue la denuncia presentada por su hija pequeña, el caso que ya ha sido juzgado, lo que permitió destapar que la otra hija, mayor que ella, también había corrido la misma suerte. Entonces se abrieron dos procedimientos por separado. En ambos casos, tanto a lo largo de la fase judicial (al frente de las diligencias estuvo el Juzgado de Instrucción número 2) como en la primera vista oral que se celebró el pasado 19 de marzo, defendió su inocencia y negó todos los cargos.
Madres diferentes
Una y otra víctima son hijas biológicas del encausado, aunque de madres diferentes. Un hecho que, según se apunta en la causa, facilitó a este individuo que perpetrase las agresiones sexuales. Con su primera pareja, este hombre tuvo a un hijo varón y a una niña. Fue a esta última a la que, cuando cumplió los ocho años, comenzó a realizarle tocamientos para «satisfacer sus deseos libidinosos», aprovechando el régimen de visitas que se estableció tras la separación de la pareja. Estas prácticas que, como suele ocurrir en estos casos, fueron ganando gravedad hasta llevar a cabo relaciones sexuales completas. Pasado el tiempo, cuando su hija alcanzó los doce o trece años, comenzó a mostrarse reticente a visitar a su padre, pero nunca llegó a desvelar todo lo que estaba padeciendo.
Entre tanto, este hombre había iniciado una nueva relación de pareja, fruto de la cual nació otra hija. A esta niña, cuando cumplió los seis años, también comenzó a agredirla sexualmente, igual que, supuestamente, llevó a cabo con su primogénita. De hecho, todo apunta a que, con el rechazo de su hija mayor, empezó con la pequeña. El comportamiento de esta última menor, al final reveló lo que estaba ocurriendo. La niña relató los hechos y se presentó la correspondiente denuncia. La investigación ya estaba en marcha.
Las pesquisas posteriores llevaron a su hermana mayor a compartir por primera vez que lo mismo le había sucedido a ella. Se amplió la causa y al final se llevó por dos procedimientos separados. El primero de ellos, el que ya se ha juzgado y del que acaba de salir sentencia, es el de la hija menor. Además del relato de la víctima –en la vista oral, a puerta cerrada, se pudo ver la declaración preconstituida de la menor de edad– también declararon policías, forenses y psiquiatras. Toda una prueba que ha permitido enervar la presunción de inocencia de este individuo. A esos 25 años de cárcel (quince por el primer delito y otros diez por el segundo) hay que sumar la retirada de la patria potestad, la prohibición de acercarse a su hija a menos 200 y de comunicarse con ella durante 35 años y el pago de una indemnización de 50.000 euros por los daños morales. Cabe interponer recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
No acaba aquí. El próximo 19 de mayo está fijado el otro juicio, por las agresiones sexuales que sufrió su hija mayor. El Ministerio Fiscal interesa en esta ocasión doce años de cárcel mientras que la acusación particular eleva esa pena hasta los quince.
Un caso destapó el otro
El acusado, de unos 50 años, defendió su inocencia tanto en la fase de instrucción como en el primer juicio, en el que ha sido condenado. La denuncia de su hija pequeña sirvió para que su hermanastra relatase que había sufrido los mismos abusos, lo que inició una pieza separada. La primera sentencia no es firme. El otro juicio será el 19 de mayo.
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