¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
Mi auténtica pasión sería poder llegar a ganarme la vida con la restauración de pinturas. El mundo pictórico y todo lo relacionado con su conservación patrimonial es lo que más me gusta y forma parte de mis planes de futuro. Pero de momento estoy de lleno trabajando para notarías, que es un proceso más seriado y artesanal, pero que también me está gustando.
¿Cómo es encuadernar en notarías?
Es un trabajo todavía artesanal. Sierro, pico y pego con cola blanca siguiendo un procedimiento tradicional. Antes los libros se encuadernaban en piel porque así eran más resistentes en caso de incendio; ahora el lomo se trabaja con pergamino animal. Los libros notariales deben tener un tamaño específico, y hay que distinguir entre Pólizas y Protocolos, que como máximo pueden tener 600 y 800 hojas respectivamente. Son documentos pero también deben ser libros de consulta.
Supongo que es un gremio todavía muy tradicional en cuanto a nuevas tecnologías.
Es cierto que es un gremio muy analógico, pero creo que es porque, al tratarse de documentación importante, así se evita ser víctima de ciberataques, por ejemplo. Nunca he visto tanto papel junto como en una notaría. Mi trabajo no creo que desaparezca aunque se consolide la firma notarial digital. Tenga en cuenta que los libros deben permanecer 25 años en la notaría físicamente antes de ser trasladados al Colegio Notarial.
«Que yo sepa, sólo quedamos tres encuadernadores notariales en Mallorca»
Evidentemente no se los puede llevar a su taller.
No. Hay que trabajar allí obligatoriamente. Aunque tengo que decir que en la mayoría de los casos las condiciones de trabajo son buenas, con luz natural y cierta comodidad. Estoy ocho horas completamente sola, pero me llevo bien conmigo misma [sonríe]… suelo poner música o alguna serie que ya haya visto para no despistarme; a veces llamo a una amiga que toca el clarinete y dejo el móvil en manos libres. Ella aprovecha para ensayar y a mí me entretiene escucharla.
¿Quedan muchos encuadernadores notariales en la isla?
Que yo sepa, solo quedamos tres. Mi maestro, yo misma y una chica de la que sabemos que trabaja para alguna notaría, pero desconozco su nombre.
Por cierto, ¿distingue de qué animal es cada piel?
Claro, con un microscopio de superficie se puede saber de qué animal es. Si tiene tres puntitos muy juntos, por ejemplo, seguro que es de cabra.
¿Cómo empezó a interesarse por la restauración?
En realidad primero estudié un Grado Superior en Mediación Comunicativa en Son Llebre, en Palma.
¿En qué consiste?
Básicamente busca desarrollar alternativas de comunicación para personas con dificultades auditivas, de lenguaje y habla, síndrome de Down, sordera o diversidad funcional, con el objetivo también de llevar a cabo programas de promoción y sensibilización social.
Porque para estudiar la carrera de restauración ¿hay que salir de Mallorca?
Sí, en mi caso estudié la carrera en Barcelona, en 2020.
¿Es complicado abrirse camino una vez se obtiene el título?
El principal problema es el reconocimiento. En una obra donde se debe rehabilitar un bien patrimonial, por ejemplo, eres un albañil más… no tenemos el reconocimiento que merecemos por el trabajo específico y especializado que realizamos; a pesar de ser una profesión con muchos años de historia.
Al ser un trabajo multidisciplinar, supongo que tiene que saber de productos y fórmulas, ¿no es así?
Sí, es una carrera a medio camino entre el arte y la ciencia. Tiene partes de biología o de química. Si estudio un cuadro, debo poder averiguar cuántas capas tiene, si hay hongos u otras afectaciones, si una pieza tiene termitas, carcoma, humedades… Un pergamino del siglo XV y otro del XVI, aunque se parezcan a simple vista, no pueden tratarse igual. La observación es muy importante, saber si una obra realmente necesita una limpieza o si le sería más perjudicial que otra cosa. Primero hay que saber qué le pasa a una pieza, sea un libro o una estatua de madera. Si vamos al ámbito pictórico, hay que acercarse muchísimo primero para saber por dónde empezar.