Las acciones de Intel han caído con fuerza en Wall Street después de que el fabricante de chips ofreciera unas sombrías perspectivas durante la presentación de resultados del primer trimestre.
En concreto, la firma estadounidense espera que los ingresos en el segundo trimestre se sitúen en una horquilla de entre 11.200 y 12.400 millones de dólares, muy por debajo de los 12.800 millones de dólares que esperaba el consenso de analistas. Asimismo, la compañía proyecta que los beneficios por acción (BPA) ajustados sean de 0 dólares, mientras que el mercado anticipaba que esta métrica ascendiera hasta los 6 o 7 centavos.
«El actual entorno macroeconómico está creando una elevada incertidumbre en todo el sector, lo que se refleja en nuestras perspectivas. Estamos adoptando un enfoque disciplinado y prudente para apoyar la inversión continuada en nuestros principales productos y negocios de fundición, al tiempo que maximizamos el ahorro de costes operativos y la eficiencia de capital», ha señalado David Zinsner, director financiero de Intel.
Y es que a la compañía le preocupan —y mucho— los efectos derivados de los aranceles y la guerra comercial azuzada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra China. En una conferencia con analistas, Zisner ha calificado las políticas comerciales de Estados Unidos y otros países como «muy volátiles» y ha asegurado que han «aumentado la probabilidad de una desaceleración económica, con una creciente probabilidad de entrar en recesión». «Esto hace más difícil prever cómo nos irá en el trimestre y en el año», ha agregado.
Asimismo, en una entrevista concedida a ‘Barron’s’, Zinsner explicó que la decepcionante guía de beneficios responde principalmente a la incertidumbre de los clientes en lo tocante a los aranceles. También mencionó que parte de la demanda se adelantó del trimestre de junio al de marzo por preocupaciones relacionadas con los aranceles.
A principios de este mes, el gobierno de Trump anunció exenciones para algunos productos tecnológicos importados, como ‘smartphones’ y ordenadores personales, del arancel del 145% sobre importaciones desde China. Sin embargo, se espera que los chips y componentes electrónicos estén cubiertos por un nuevo arancel sectorial que será anunciado en las próximas semanas. China, por su parte, ha impuesto aranceles a las importaciones de EEUU.
El martes, Trump sugirió que el arancel del 145% se «reducirá sustancialmente», aunque no se eliminará por completo, mientras que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha hecho un llamamiento a desescalar la tensión entre ambas potencias. Además, mientras el presidente de Estados Unidos ha asegurado que negocia con China, Pekín ha desmentido esta afirmación.
Por su parte, el CEO de Intel, Lip-Bu Tan, ha anunciado que se reunió recientemente con el CEO de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), C.C. Wei, y con el ex CEO Morris Chang, con el objetivo de encontrar áreas de posible colaboración y «crear una situación en la que todos ganen». TSMC celebró su día anual de tecnología en EEUU el miércoles en Santa Clara (California), evento al que asistieron tanto Tan como Wei.
RESULTADOS
En cuanto a los resultados del primer trimestre, Intel ha anunciado un beneficio ajustado de 600 millones de dólares, un 24% inferior al registrado en el mismo trimestre del año pasado, lo que refleja un BPA de 13 centavos, cifras que se han situado ligeramente por encima de lo previsto. No obstante, si se incluyen ciertos elementos contables y depreciaciones, la compañía perdió 800 millones de dólares, el doble respecto a hace un año.
Por otro lado, los ingresos se mantuvieron planos en los 12.700 millones de dólares, mientras que el margen bruto menguó 4,1 puntos porcentuales, hasta el 36,9% desde el 41% anterior.
El grupo de centros de datos de Intel reportó 4.100 millones de dólares en ventas, un aumento del 8% con respecto al año anterior. Intel también informó que fusionó su grupo de redes y computación perimetral con su organización de centros de datos.
El otro gran negocio de la empresa, los chips para PCs, se reporta bajo el grupo de computación para clientes. Los ingresos cayeron un 8% interanual a 7.600 millones de dólares. Además, el incipiente negocio de fundición de Intel reportó 4.700 millones en ingresos, aunque la mayor parte proviene de otras divisiones internas que fabrican chips dentro de la misma compañía.
Este es el primer informe de resultados de Intel desde que Tan asumió como CEO en marzo, tras la salida de Pat Gelsinger en diciembre. La gestión de Gelsinger, que dejó el cargo presionado por los accionistas, estuvo marcada por la incapacidad de competir eficazmente en el campo de la inteligencia artificial (IA) y por los esfuerzos por entrar al negocio de fabricación de semiconductores para terceros, incluidos competidores.
“El primer trimestre fue un paso en la dirección correcta, pero no hay soluciones rápidas mientras trabajamos para recuperar participación de mercado y lograr un crecimiento sostenible”, ha señalado Tan en un comunicado.
Intel también ha anunciado que planea reducir gastos operativos y de capital, eliminando capas de gestión para ser más eficiente. La empresa espera 17.000 millones de dólares en gastos operativos para 2025, por debajo de los 17.500 millones previamente establecidos, y apunta a 18.000 millones en gastos de capital brutos, frente al objetivo anterior de 20.000 millones. También esperan que los costes operativos asciendan a 16.000 millones en 2025.
Tan ha indicado que Intel está evaluando su huella de fábricas. En febrero, la compañía anunció que retrasaría un proyecto de fábrica de 28.000 millones en Ohio hasta 2030. «Seguiremos examinando más de cerca nuestra infraestructura actual de fábricas para asegurarnos de que estamos haciendo el uso más eficiente de nuestra capacidad instalada antes de comprometernos con gastos adicionales», ha apuntado el CEO.
La compañía también ha señalado que su guía no incluye cargos por reestructuración. Zinsner explicó que la reducción de gastos operativos incluirá recortes de personal, especialmente a nivel de gerencia, aunque aún no se ha definido el número exacto. A partir del 1 de septiembre, Intel requerirá que los empleados regresen a la oficina cuatro días a la semana, según un memorando dirigido a los empleados. El CEO también planea reducir la cantidad y duración de las reuniones internas.
«No hay manera de evitar el hecho de que estos cambios críticos reducirán el tamaño de nuestra fuerza laboral. Como dije cuando me uní, necesitamos tomar decisiones muy difíciles para poner a nuestra compañía en una base sólida para el futuro», ha indicado el ejecutivo en dicho escrito.
Intel ya ejecutó un significativo recorte de plantilla el año pasado, cuando despidió a 15.000 trabajadores. No obstante, para Tan, «la estructura de costes actual aún está muy por encima de los parámetros competitivos». «Nuestros competidores son eficientes, rápidos y ágiles, y en eso debemos convertirnos para mejorar nuestra ejecución. Es inevitable que estos cambios críticos reduzcan el tamaño de nuestra fuerza laboral», ha sentenciado.