Menos de 4.000 euros. Esa es la cantidad que, al parecer, le debían a Juan G. F., el joven de 23 años acuchillado, golpeado y quemado en la madrugada del pasado domingo en un campo de naranjas de les Mallaes, en Llíria (Valencia), y que motivaron su asesinato cuando les reclamó el dinero a sus acreedores, Santiago F. A., de 24 años, y Andrés Felipe T. A., de 29, que, según sus sucesivas manifestaciones, no superaba, como mucho, los 4.000 euros entre ambos. Tanto Santiago, como Andrés Felipe, que se han acusado mutuamente de la ejecución del crimen tanto ante la Guardia Civil como ante el juez y la fiscal, mantienen que le debían dinero a Juan porque le habían comprado cocaína, sustancia a la que aseguran ser adictos, y que la víctima no solo les reclamaba la deuda en sí, sino también unos intereses cada vez más altos.
Sea como fuere, de las declaraciones de ambos acusados, al menos las realizadas espontáneamente ante la Guardia Civil, ya que una vez en el juzgado, uno, Santiago, ha preferido no declarar y el otro, Andrés Felipe, sí lo ha hecho aunque solo a preguntas de su abogada, la penalista Laura López Peris, se desprende que el crimen de Juan G. F. fue una auténtica encerrona planificada de antemano.
Huyó a Colombia y volvió a las 24 horas
La investigación llevada a cabo por agentes del grupo de Homicidios y de los equipos de Policía Judicial de la compañía de Llíria, tal como ha venido informando Levante-EMV, ha permitido que el primero de los sospechosos, Santiago F. A., se entregase en la Comandancia de València a las 13.30 horas del lunes, solo 24 horas después del crimen, al saberse buscado por la Guardia Civil y por la familia de la víctima, mientras que el segundo fue apresado un día más tarde, el martes por la noche, en cuanto su vuelo procedente de Bogotá tocó tierra en Madrid-Barajas.
Fuentes jurídicas han explicado a este diario que Andrés Felipe huyó nada más producirse los hechos y que, una vez estaba ya a salvo en su país y aunque parezca mentira, decidió coger un avión de regreso a España para entregarse, sin llegar siquiera a salir del aeropuerto de Bogotá, movido, según afirma, por el «arrepentimiento».
El juez dicta prisión para ambos
De momento, tal como ha adelantado en exclusiva Levante-EMV este jueves, ambos han ingresado ya en prisión por orden del juez de Instrucción 1 de Llíria, que lleva el asunto desde el inicio, ya que estaba de guardia cuando dos trabajadores agrícolas localizaron el cuerpo caído parcialmente en una acequia, a primera hora de la mañana del domingo, 20 de abril, en la partida conocida como les Mallaes, entre Llíria y Pedralba.
El juez, que ha querido escucharles personalmente en declaración a pesar de ser su primer día de saliente de guardia, ha tomado la decisión de encarcelarlos, instada también por la fiscal, tras esos interrogatorios y después de analizar el atestado de la Guardia Civil, que ha resuelto el caso en tiempo récord: apenas 48 horas.
Los dos acusados han sido conducido por agentes del instituto armado al Palacio de Justicia de Llíria pasadas las once de la mañana, pero el inicio de las comparecencias se ha demorado hasta la una de la tarde porque el abogado del turno de oficio designado para Santiago F. A. no respondía, de manera que desde el juzgado tuvieron que buscarle un nuevo letrado.
Sin posibilidad de defensa
Una vez concluidas las declaraciones -Santiago se acogió a su derecho a no hablar y Andrés Felipe prefirió responder solo a su abogada-, tanto la fiscal como la letrada de la acusación particular, Nati García, solicitaron prisión provisional sin fianza para los dos acusados. Además, la abogada de la familia de Juan G. F. ha pedido al magistrado que eleve de homicidio a asesinato el delito por el que se investiga a ambos acusados, ya que considera que el ataque fue sorpresivo y alevoso, es decir, que la víctima no tuvo oportunidad de defenderse.
Tanto a la llegada como a la salida del juzgado, los dos acusados fueron recibidos por una lluvia de insultos y amenazas -con gritos de «asesino», «a ver lo que duras», «cerdo» y algunos más- vertidos por parientes y allegados de Juan G. F., el menor de los hermanos y que será enterrado hoy en una ceremonia estrictamente familiar, aunque no ha habido incidentes, entre otras razones porque la Guardia Civil desplegó un importante dispositivo a las puertas del Palacio de Justicia, integrado por decenas de agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (Usecic), desplazados de València y especializados en el mantenimiento del orden público, y de guardias civiles de la compañía de Llíria.