En su currículo acumula quince años de dedicación al deporte base, sobre todo, como entrenador de niños y adolescentes. Comenzó cuando no era más que un crío, jugando, y luego, cuando cumplió la mayoría de edad, se pasó al otro lado, el de liderar los equipos, dirigirlos, enseñar… Su último cargo fue al mando de un conjunto de cadetes de Lanzarote. Allí, Rubén G. B. estuvo hasta principios de noviembre, fecha en que la Policía Nacional le puso las esposas por primera vez, tras la denuncia de un menor por presunto acoso sexual.
La investigación ahora, tras cinco meses de análisis de dispositivos y material informático, desvela que hay al menos ocho víctimas. El entrenador ya duerme en prisión acusado de delitos de pornografía infantil, inducción a la prostitución, agresión sexual, acoso a través e internet y exhibicionismo.
El caso comenzó en octubre, después de que un adolescente al que había entrenado diese la voz de alarma y se atreviese a contar que el que había sido su entrenador le pedía, presuntamente, fotos de contenido sexual a través de redes sociales o aplicaciones de mensajería. Este delito se conoce como ‘grooming’.
Tras recopilar las pruebas, el 5 de noviembre, la Policía Nacional de Arrecife lo detuvo por primera vez. En ese momento, el juez lo dejó entonces en libertad provisional con medidas cautelares, como la obligatoriedad de presentarse cada quince días en sede judicial y una orden de alejamiento sobre la víctima. Y el club, tras tener conocimiento de los hechos, decidió apartarlo, al menos, hasta que el caso se resolviese. Pero los hechos no terminaron aquí.
Durante el arresto, los agentes realizaron una inspección minuciosa de la vivienda del entrenador, en la que intervinieron varios ordenadores, teléfonos móviles y discos duros que, durante estos cinco meses, se han analizado. El volcado y resultado de estos estudios ha revelado la existencia de al menos ocho víctimas, todas ellas adolescentes de entre 13 y 15 años a las que había entrenado. También, los agentes han podido confirmar que el ‘míster’ estaba metido en grupos de difusión y consumo de pornografía infantil, ha podido saber LA PROVINCIA/Diario de Las Palmas.
Fotos y encuentros íntimos
La Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM), encargada de la investigación, ha logrado identificar a los ocho menores afectados. Todos, informa la Policía Nacional, han confirmado y relatado las prácticas habituales empleadas por el ahora encarcelado, lo que ha permitido revelar su ‘modus operandi’.
Este se basaba en ganarse la confianza de los adolescentes y valerse de su labor con entrenador. Una vez lo hacía, entablaba conversaciones con ellos a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea. En ellas –sostiene la Policía Nacional– les enviaba y solicitaba material de contenido sexual. También les pedía mantener encuentros físicos sexuales, por ello dos de ellos, relatan agresiones.
Pero Rubén jugaba también –o se aprovechaba– con el que sabía que era el principal deseo de los menores: destacar en el fútbol. Fuentes cercanas al caso informan a este diario que en varias ocasiones, para ganarse a los adolescentes, les habría dicho que llegarían a ser grandes jugadores si hacían caso a sus peticiones. También llegó a hacerles regalos, a llevarlos a comer e incluso con algunos quedó supuestamente en su casa y, después, los trasladaba hasta el domicilio de sus padres, sin que nadie sospechase de él.
Desde noviembre, el entrenador estaba alejado del fútbol. Y de estos niños. Tras el volcado del material y las nuevas pruebas, la Policía Nacional montó un dispositivo policial para localizarlo y detenerlo. Sucedió el 10 de abril en su vivienda de Lanzarote. Un día más tarde, ingresó en prisión.
