Es difícil entrar en la cabeza de Álvaro Pombo (Santander, 1939). Ahí, a toda velocidad, la vida transita a su antojo. La escucha, la imagina. La lucidez con la que ha diseccionado el alma humana le ha vuelto un imprescindible de las letras, de la propia existencia. Pues, en ellas, siempre vitalista, siempre irónico, ha puesto el foco en las necesidades mundanas. Con motivo del premio Cervantes que ha recibido este miércoles, se ha adentrado un poco más en ellas: concretamente, en la fragilidad que tan bien ha delineado en su obra. Pese a los problemas de salud, ha podido acudir a la ceremonia organizada en la Universidad de Alcalá. Su discurso, leído por Mario Crespo, profesor y amigo, ha recreado el cosmos que sólo es posible hallar en su cabeza.
“Me siento altamente reconocido, aceptado y admirado mucho más de lo que merezco. Pero, sobre todo, me siento agradecido […]. Estas palabras reflejan y expresan toda una fenomenología de la fragilidad hispana, de la fragilidad del mundo y de la fragilidad mía también”, ha reproducido Mario Crespo. Un discurso en el que, bajo el título Cervantes, una teoría de la fragilidad, Pombo se ha adentrado en el imaginario de uno de los grandes referentes en su literatura. No en vano, cuando le comunicaron el galardón el pasado noviembre, emocionado, subrayó en la Real Academia Española: “El asunto divertido es que él no tuvo ningún premio. Le plagiaron la segunda parte de El Quijote. Estuvo en la cárcel. Sólo tenía el talento, la gracia y el humor”.
Tres atributos reconocibles en una obra que se extiende por la poesía, la narrativa y el ensayo. Ha experimentado con el lenguaje desde que debutó en 1973 con Protocolos, haciendo de él un arma plástica. Quizá, por ello, su literatura resulte tan nítida, ajustándose a cada realidad con precisión. “Una narrativa de la fragilidad no tiene por qué ser una narrativa rompible. Puede ser tan inquebrantable como el propio texto de Don Quijote de la Mancha. O, mejor aún, como el propio texto de El licenciado Vidriera”, ha proseguido Crespo en un acto que ha contado con la presencia de los Reyes de España.
Junto a Letizia y Felipe, distintas autoridades se han desplazado hasta Alcalá de Henares para celebrar a Pombo. Entre ellos, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun; y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Todos han puesto en valor la lírica que el autor de Donde van las mujeres, La cuadratura del círculo y Contra natura ha ido perfilando a lo largo de 52 años de carrera. Así lo destacó el jurado liderado por Luis Mateo Díez en su momento: “A su notabilísimo nivel como poeta y ensayista, se suma ser uno de los grandes novelistas de nuestra lengua, indagando en la condición personal desde las perspectivas afectivas de unos sentimientos profundos y contradictorios”.