Los jugadores del Barça celebran el gol de Olmo
Agarró con suavidad la rosa que le entregó la mascota Cat y fue de los poquísimos que miró al fotógrafo. En décimas de segundo cuidó la flor y asistió al compañero. Pedri lo ve todo antes que nadie, enfoca y el noventa y cinco por ciento de las veces lo hace bien. Mejor dicho: extraordinariamente bien.
Su lucidez es tan necesaria que se me hace difícil imaginar un Barça en el que él no esté. A estas alturas de la temporada, el jugador canario sigue siendo el eje del equipo de Flick, el solucionador, el vigía y el nudo gordiano de una historia que tiene todos los números para escribir un final feliz.
Vive el barcelonismo días de vino y rosas. Un tiempo de felicidad, prosperidad y cierta despreocupación, consecuencia de este cóctel de veteranía y juventud en la que los chavales llevan los galones como si fuera un chándal. Lo volvimos a ver ante el Mallorca, con los recuperados para la causa Ansu Fati y Héctor Fort, los mismos que pusieron mala cara el otro día y ayer sacaron la rabia a pasear con una más que correcta actuación.
Más que una oportunidad lo considero una necesidad. Había que dar descanso a los que tendrán que medirse este fin de semana ante el Real Madrid. Revoloteaba junto a ellos Dani Olmo, una delicia de futbolista que multiplica la calidad del Barça a la par que la inquietud por sus frecuentes lesiones. Sumó el único gol del partido -la mala suerte y el portero del Real Mallorca hicieron muy bien su trabajo-, jugó sesenta minutos y certificamos lo necesario que es.
Si la alegría va por barrios, en el Paseo de la Castellana no queda rastro de ella. También la épica parece haber cambiado de bando a tenor de lo visto en los últimos tiempos. Dio sus últimos coletazos mimetizada en el ‘cañonazo’ de Valverde en el tiempo de descuento, uno de los salvadores de este Real Madrid que empieza a perder la voz y aleja a los tenores del Santiago Bernabeu. Los últimos conciertos han sido de ‘pitos’ para algunos jugadores, por mucho que éstos escenifiquen alegría desmesurada ante las victorias agónicas, como la vivida ante el Athletic. Mbappé lleva marcados un montón de goles pero no le lucen ni a él ni a su equipo.
Por no hablar de un Vinicius que estrenará el próximo 15 de mayo su elaboradísimo documental. Ya imaginarán ustedes por donde irán los tiros, máxime cuando han tenido que sustituir el metraje previsto para el Balón de Oro que debía ganar el chico. Ahí escribieron una buena historia el futbolista y el club que le paga.
Éste acumula quejas, comunicados y videos crispados en la televisión casera por no hablar del desenfoque habitual hacia ciertos temas injustificables o de los que no se tiene noticia alguna. Ahí han quedado, perdidos en la memoria, la misma a la que se agarran para seguir presumiendo de glorias pretéritas. A ello hay que añadir el penúltimo relato tras el chasco de la famosa remontada que no fue ante el Arsenal. En la capital se agarran a la final de Sevilla para iniciar otra que les llevaría a un nuevo triplete de creación propia: la Copa, la Liga y el Mundial de Clubes. A creatividad y autoestima no les gana nadie. En fútbol, casi todos, empezando por el Barça.