Bahar está viviendo con su hija Umay en la casa de su madre, Gülçiçek, intentando reconstruir su vida poco a poco. Pero cuando todo parecía empezar a calmarse, ahora Bahar siente que puede quedarse sin Umay.
Todo ha comenzado con una carta que ha recibido en casa: una ejecución ordenada por Rengin. Aunque este golpe ha sido fuerte, Gülçiçek ha intentado calmarla. Ya lo sabía: Nevra se lo había advertido horas antes.
La tensión no ha hecho más que aumentar cuando, en medio de una fuerte lluvia, las goteras han comenzado a filtrarse por todo el techo. Bahar, Umay y su madre se han visto obligadas a colocar cubos y trapos para evitar que el agua lo empapara todo.
Y justo en ese momento, han llamado a la puerta los trabajadores de protección de menores. “Queremos examinar las condiciones en las que se encuentra la vivienda, a raíz de la solicitud de custodia de Umay”, han anunciado.
La escena no podía ser peor: la casa con goteras, el suelo mojado y Bahar intentando mantener la compostura. Todo mientras sabe que esos pequeños detalles podrían pesar en la decisión del juez.
La batalla legal con Timur se complica. Y Bahar, una vez más, debe hacer frente a una situación injusta, en el peor momento y sin margen de reacción.