El papa Francisco podría haber elegido cualquier coche para sus desplazamientos, pero siendo coherente con la austeridad que ha definido su papado, prefirió viajar en coches que podría tener cualquier familia modesta. Desde el inicio de su mandato, Bergoglio dejó claro que lo suyo no eran las limusinas ni los blindados. Era un hombre sencillo y de gustos normales. Durante años, su medio de transporte habitual fue un Ford Focus azul oscuro con el que recorría los jardines vaticanos o se acercaba a reuniones privadas. No era nuevo ni hecho a medida. Era un coche del parque móvil del Vaticano que ya habían usado otros empleados. Y él lo adoptó sin remilgos. Para Francisco, un coche sirve para ir de un sitio a otro, no para distinguirse del resto.
Fuente