El Vaticano ha anunciado este lunes el fallecimiento del papa Francisco. Tenía 88 años.
Desde principios de marzo, cuando empezó con problemas respiratorios, la pregunta sobre quién podría ser el próximo Pontífice comenzó a llenar los círculos eclesiásticos.
Aunque nombres como Matteo Zuppi, Luis Antonio Tagle y Péter Erdő suenan con fuerza, España también presenta una notable representación en el Colegio Cardenalicio, con algunos miembros que podrían tener posibilidades reales.
Los cardenales españoles
España cuenta con seis cardenales electores, es decir, con derecho a voto en un futuro cónclave. Si bien la elección de un Papa es un proceso complejo e impredecible, algunos nombres españoles destacan por su trayectoria, influencia y cercanía al actual Pontífice.
Juan José Omella: un arzobispo reformista
Arzobispo de Barcelona y expresidente de la Conferencia Episcopal Española, Omella es una figura clave en la Iglesia española. Su buena relación con el papa Francisco y su afinidad con la línea reformista del Pontífice lo convierten en un candidato potencial. Su liderazgo en la Iglesia española y su visión progresista podrían ser factores decisivos.
Carlos Osoro: la voz influyente de Madrid
Arzobispo emérito de Madrid, Carlos Osoro es reconocido como una de las voces más influyentes dentro del catolicismo español. Su cercanía a Francisco y su amplia experiencia en la gestión pastoral lo posicionan como un posible sucesor. Su carisma y su capacidad para conectar con la gente podrían ser valiosos en un futuro cónclave.
Otros cardenales españoles en la lista
Además de Omella y Osoro, otros cardenales españoles que podrían tener opciones son:
- Antonio Cañizares: exarzobispo de València y ex prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
- Luis Francisco Ladaria Ferrer: prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
- Ricardo Blázquez: arzobispo emérito de Valladolid y expresidente de la Conferencia Episcopal Española.
Con la muerte de Jorge Mario Bergoglio se acaban las especulaciones sobre la posible renuncia, algo que estaba puesto sobre la mesa desde hacía más de un mes y que hubiera supuesto la segunda renuncia consecutiva de un Pontífice, tras la histórica abdicación de Benedicto XVI en 2013.