EL PERIÓDICO ha adelantado esta semana que el Gobierno prepara una reforma legislativa que ampliaría el derecho de voto en España a partir de los 16 años. El cambio lo promueve el Ministerio de Juventud e Infancia, en manos de Sumar, como parte de una ley de juventud y «justicia generacional» que quiere combatir la desafección política que caracteriza a las capas adolescentes de la sociedad. El argumento principal del socio pequeño del Ejecutivo es que si una persona de 16 o 17 años es suficientemente madura para trabajar, ir a la cárcel o abortar, resulta contradictorio negarle el derecho al sufragio.
Votar a los 16 años no es algo excepcional en el mundo, aunque tampoco es demasiado común. La inmensa mayoría de los países del planeta han fijado la misma edad mínima electoral que España (18 años) porque suelen hacer coincidir este derecho con la mayoría de edad legal. En Europa, solo Austria reconoce el voto a los 16 en todas las elecciones, pero Alemania, Bélgica, Escocia, Estonia, Grecia, Malta, Noruega y Suiza lo aplican de manera limitada en algunos comicios. En Brasil, Argentina, Ecuador y Nicaragua también se puede votar a partir de los 16 años en las elecciones nacionales.
Pero el debate tiene tantos argumentos como aristas, hasta el punto de que la norma, que implicaría reformar la ley electoral general, no cuenta aún con el consenso dentro de la coalición gubernamental. El PSOE era reacio a la idea, pero la abrazó en su último congreso federal, a finales del año pasado. El PP y Vox se oponen frontalmente y los socios parlamentarios del Gobierno están divididos: ERC, EH Bildu y Podemos apoyan la medida y Junts y PNV recelan de ella. Es decir, la fractura que provoca el voto a los 16 años es netamente ideológica: mientras la izquierda tiende a estar a favor, la derecha frunce el ceño.
Para desencallar la reforma en medio de tantas dudas, Sumar propone que su implantación sea gradual y que se empiece por las elecciones europeas, la convocatoria en la que menos gente acude a las urnas. Eso significa que, en caso de aprobarse, no se permitiría votar a los españoles de 16 y 17 años hasta 2029, por lo que el censo no se alteraría en el ciclo electoral de 2027, año de municipales, autonómicas y generales. Ampliar ahora dos años la edad mínima de voto supondría incorporar al censo electoral a 1.050.596 personas.
Y en el voto ese millón largo de nuevos votantes hallamos la razón de la fractura ideológica que provoca la medida, fácil de imaginar por otra parte. Los partidos de izquierdas siempre han dado por hecho que uno de sus grandes caladeros de voto son las franjas más jóvenes de la sociedad, de ideas mayoritariamente progresistas. Pero multitud de encuestas sociológicas en los últimos años reflejan una clara derechización en las opiniones del electorado de menor edad, sobre todo entre los hombres. Un ejemplo es la percepción reaccionaria que este segmento tiene de las políticas de igualdad y del feminismo.
¿El anhelo de la izquierda de que voten los jóvenes de 16 años podría acabar beneficiando a la derecha? Al no formar parte del censo electoral, ningún sondeo en España incluye en su muestra a ciudadanos de 16 y 17 años. La única referencia que tenemos sobre el voto de los españoles por edades son las encuestas postelectorales que elabora el CIS. En el último estudio de este tipo, tras las europeas de 2024, el 23,4% de los jóvenes de 18 a 24 años afirmaban haber votado al PSOE (dos puntos menos que la media estatal), pero la segunda fuerza en esta franja era Se Acabó la Fiesta, con un 14,3% (siete puntos más que la media estatal). Más atrás aparecían el PP (10,7%, 12,5 puntos menos que la media) y Vox (10,2%).
Un año antes, en la encuesta postelectoral de las últimas generales, en 2023, la fotografía era muy distinta. El 29,5% de los más jóvenes dijeron haber votado al PSOE y el 21,1% eligieron la papeleta de Sumar, situándose en ambos casos por encima de la media estatal. El PP se quedaba en el 18,9% y Vox, en el 10,4%. Es decir, el tirón de Sumar, promotor de la reforma, entre el electorado más joven ha retrocedió 11,5 puntos en cuestión de un año. En el último barómetro del CIS, publicado esta misma semana, el 23,8% de los españoles de 18 a 24 años votarían ahora al PSOE, el 17,3% a Vox, el 12,8% al PP y el 5,6% a Sumar.
Suscríbete para seguir leyendo