La dinastía de los Montal restauró las señas de identidad del Barça y lo proyectaron más allá de lo convencional. Agustí Montal Galobart (1906-1964) y su hijo Agustí Montal Costa (1934-2017) dieron al club una excepcional proyección democrática en tiempos nada apacibles del franquismo. Los fichajes de Kubala (1950) y Cruyff (1973) representaron la llegada de la modernidad de dos futbolistas excepcionales que marcaron el futuro del club.
El FC Barcelona guardará este sábado en Montjuïc un minuto de silencio para la familia Escobar-Camprubí Montal fallecida el pasado día 10 al estrellarse el helicóptero turístico en el que viajaban en el río Hudson.
Montal Galobart (1946-52) fue el primer presidente desde 1939 que no fue designado por el régimen sino por los propios directivos. El empresario del textil tomó el relevo del coronel Josep Vendrell, a quien su propia junta le gestionó una moción para acabar con largos meses de provisionalidad. Su talante liberal supuso un paso grande hacia la recuperación de la figura de Joan Gamper, proscrito por los ganadores de la contienda civil, el intento de recuperar ciertas formas democráticas y los éxitos que llevaron al Barça a la grandeza en el año de ‘Les Cinc Copes’ (1952).
El 15 de junio de 1947 el presidente restituyó el busto de bronce de Hans Gamper en el antepalco y consiguió que la municipalidad rescatase el nombre de la calle Joan Gamper que los vencedores habían sustituido por la calle Crisantemo y al que tenían por un separatista anticatólico.
Más partidario de una ampliación de Les Corts que de la construcción de un nuevo estadio, Montal Galobart sometió la decisión a los socios del club. La ilusión de un nuevo coliseo ganó de forma abrumadora por 7.835 votos a favor y 1.132 en contra pero aquel resultado no impidió que el barcelonismo abriera un amplio debate. El 19 de diciembre de 1950 el presidente oficializó la opción de compra de los terrenos cercanos a la Maternitat. Una decisión crucial que, como sospechaba el presidente, erosionaría la economía del club durante años.
Un año antes Montal Galobart había defendido su posición al periodista deportivo Alberto Maluquer: “En principio soy enemigo del anuncio de grandes proyectos pero como presidente del Barcelona no solo puedo pensar en el porvenir sino que estoy obligado a hacerlo. Existen dos caminos: construcción de un nuevo terreno de juego o aprovechamiento del propio”.
Sobre la primera hipótesis “la construcción no bajaría de 40 millones de pesetas (y 10 por los terrenos), lo que representaría el pago de más de 19 millones en una operación de veinte años más la devolución de los 50 millones. Es decir, una muy gravosa carga que repercutirá sobre el club durante un cuarto de siglo, en contrapartida a nuestra saneada hacienda actual”.
La temporada más brillante de Montal llegaría en 1952 cuando el Barça, entrenado por Daucik y con nombres como Ramallets, Kubala, Basora, César o Manchón ganaría la Liga, la Copa, la Copa Latina, la Copa Martini Rossi y el trofeo Duward. La marca Barça de las ‘Cinco Copas’ se paseó por el mundo.
Con el equipo en la cumbre y el aficionado invadiendo las calles con la ilusión de un nuevo estadio, el dirigente dejó paso a Enric Martí i Carretó, otro representante del textil al que le tocó pelear por los derechos de Di Stéfano.
Agustí Montal Costa (1969-77) explica en sus memorias publicadas en 2010 que un día se inventaron que un niño se había perdido en el Camp Nou para anunciar su desaparición por megafonía en catalán. Con 35 años fue el presidente que popularizó el ‘Més que un club’, del ‘caso Guruceta’, de la brillante celebración del 75 aniversario y del fichaje de Cruyff y con ello el presidente que devolvió la Liga tras 14 años de sequía y el del 0-5, quizá el marcador más icónico que ha hecho más feliz al barcelonismo. Bajo su mandato permitió que las chicas jugaran a fútbol en 1970 con la camiseta blaugrana.
Montal Costa aprovechó la agonía del franquismo para pleitear con las instituciones deportivas. Se enfrentó al poder de la Federación por el penalti inexistente que Guruceta señaló a Rifé. Asimismo, empezó una guerra contra la Delegación Nacional de Deportes al negarse a tramitar la ficha de Heredia y Cos. El Barça demostró con el joven abogado Roca Junyent que la mayoría de jugadores oriundos con licencia eran un fraude.
Seguidor de la corriente catalanista de su padre, Montal Costa ideó un 75 aniversario basado en la lengua y la cultura catalana. ‘El cant del Barça’, escrito por Josep M. Espinàs y Jaume Picas y musicado por Manuel Valls, sigue siendo hoy el mejor legado y el himno más sentido por el barcelonismo.
Cruyff simbolizó un mandato de aperturismo controlado y la recuperación de las esencias del club. Con el holandés y un equipo de enorme calidad, los de Michels fueron imparables en la temporada 1973-74.
Tiempos difíciles de pequeñas conquistas. El ministro del ramo le dijo en cierta ocasión a Montal: “¿Qué es eso de la megafonía en catalán?”. El dirigente catalán respondió: “Oh, es que se ha aprobado en asamblea hacer anuncios en catalán y en castellano”.
“Si sigues así te lo diré de otro modo y en otro lugar…”, le amenazó
Vintage 1965-66
Balmanya ganó la Liga para el Atleti tras 15 años en domingo de Ramos
El 3 de abril de 1966, Domingo de Ramos, el Atlético de Madrid, de la mano de Domènec Balmanya (1914-2002), se proclamó campeón de Liga en Sarrià ganando al Español por 0-2, con goles de Ufarte y Griffa. El equipo rojiblanco recuperó con el técnico catalán el campeonato 15 años después, el quinto de su historia, título que puso el colofón a la última temporada del viejo Metropolitano, en Cuatro Caminos. Después de una época como jugador en la que formó parte de la gira del FC Barcelona de 1937 por América para salvar al club, Balmanya tuvo una larga trayectoria como entrenador por diversos equipos, entre ellos el Barça con el que inauguró el Camp Nou en 1957 en el banquillo. Como técnico obtuvo una Copa (1957) y una Copa de Ferias (1958) con los blaugrana y un ascenso con el Málaga. Tras ganar la Liga con los colchoneros fue llamado para dirigir dos años a la selección (1966-68) e inmediatamente después se hizo cargo de la secretaría técnica del Barça (1968-70).