Saber retirarse a tiempo es una virtud en toda deportista profesional y en el caso de Mela Falcón no iba a ser menos. La teldense siente que ha llegado la hora de dejar de correr por el extremo derecho del club de su vida, un Rocasa Gran Canaria que no se vería de igual manera sin la presencia de una jugadora tan importante dentro como fuera de la cancha, donde ha sabido ejercer de capitana, trasladando al vestuario los conocimientos de esa estirpe irrepetible de jugadoras canarias forjadas a fuego en un Rocasa, que consiguió que un equipo humilde, de barrio, se convirtiera en uno de los más grandes de la Liga Guerreras Iberdrola y reinar en Europa en tres ocasiones.
Los sacrificios, los disgustos, las alegrías, los aplausos del respetable, los títulos, todo eso quedará atrás esta temporada para una de las leyendas de un Rocasa que deberá de adaptarse a los nuevos tiempos, porque la última representante de la generación dorada dice adiós y lo hace por la puerta grande, en una temporada en la que el equipo ha vuelto a competir y al que todavía le queda la suerte del playoff, en un último baile en el que la capitana dará su último servicio al club de su vida.
«Me gustaría despedirme siendo otra vez campeona de Liga, si no puede ser, que al menos el equipo se meta de nuevo en Europa, porque sería maravilloso», reconoce entre risas una Mela que no pierde esa eterna sonrisa que la ha acompañado siempre, en los momentos buenos y en los no tan buenos. Echando la vista atrás, tiene claros cuales han sido sus momentos más dulces en sus 445 partidos defendiendo la elástica del Rocasa -340 de liga, 33 de Copa y 72 en Europa-, en los que ha anotado la friolera de 1.128 goles. «El título que más ilusión me hizo fue la European Cup de Málaga, esa fue inolvidable, también el de liga porque nos costó muchísimo y la Copa de la Reina en la que íbamos perdiendo de siete al descanso y al final remontamos para ganar en la prórroga», reconoce la teldense.
«Una sabe cuando es su momento después de tantos años, en la vida llega un momento en el que te apetece hacer otras cosas, a mi edad -cumplirá 33 años el próximo 27 de abril- podría haber jugado un poco más, pero yo ya terminé mis estudios y me apetece ejercer de lo mío, como profesora», relata la teldense. Reconoce que notó mucho la retirada de su inseparable María González el curso pasado, aunque el regreso al equipo de Lulu Guerra y Almudena Rodríguez la ayudó para sobrellevar de la mejor manera esta última temporada.
En su labor de capitana reconoce que las nuevas generaciones «las he hecho un poquito a mi manera, son muy buenas y para haber estado sola esta temporada la verdad es que me ha tocado un grupo maravilloso».
Punto y aparte
A pesar de su pasión por el balonmano, Mela tiene claro que ha llegado el momento de «hacer un punto y aparte con el balonmano, porque de momento, tal y como le dije al presidente, Antonio Moreno, no quiero comprometerme con nada porque no sé todavía lo que voy a hacer en mi vida, todo va a depender del trabajo que tenga».
Se marcha con la conciencia tranquila tras una temporada que no duda en calificar como la peor de su paso por el club, en el que se vio peleando por evitar el descenso, deja a un Rocasa que vuelve «a ser competitivo, dejándolas compitiendo por un playoff y recuperando el respeto por el equipo que se nos perdió un poco la temporada pasada». Mela destaca el regreso de Carlos Herrera como uno de los responsables de ese retorno del equipo a la competitividad que perdió el curso anterior.
Echando la vista atrás reconoce que le cuesta «ser consciente de que he ganado todos los títulos, he currado, tardé 10 años para poder jugar en el primer equipo y recuerdo mucho las veces que hemos perdido y lo que nos costó llegar a ganar esos títulos, ganar está genial, pero detrás hay mucho trabajo y las nuevas generaciones no saben lo que es».
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