Sin Pedro Sánchez, de gira por Asia, y con Alberto Núñez Feijóo en Bruselas, el protagonismo en el Congreso de los Diputados -con permiso de Carlos Cuerpo- recaía este miércoles sobre las dos principales mujeres del bipartidismo. Cuca Gamarra y María Jesús Montero abrían fuego desde sus escaños en una sesión de control descafeinada por las ausencias, pero que al Partido Popular le ha servido como escenario para mejorar su performance y profundizar en ese número de equilibrismo de negociar con el Gobierno y mantener una postura de oposición firme. En cualquier caso, conversaciones entre bambalinas al margen, los populares han buscado las cosquillas de la vicepresidenta primera para “desgastar” su imagen y laminar sus opciones en Andalucía. “Están muy nerviosos”, ironizaba.
El Partido Popular ha dado continuidad a la performance de este martes. Génova escenificó su descontento con el Gobierno tras anunciar Junts un pacto con Moncloa. Los conservadores acusaron a la coalición de colar por la puerta de atrás el acuerdo con los neoconvergentes y “expulsar” del marco negociador a los populares por un “cupo arancelario” que privilegiaría -según su versión- a Cataluña al distribuir los 14.100 millones de manera proporcional en función del volumen de exportaciones de las empresas de cada territorio a Estados Unidos. Berrinche que intramuros de Moncloa tienen controlado y que lo entienden como mera estrategia política para equilibrar la “buena sintonía” con el Ministerio de Economía y la acción de oposición.
El PP se ‘traga’ el sapo
En este sentido, Gamarra apeló a la unidad en un contexto en el que «nadie puede ir por libre». «Se necesita igualdad entre todas las empresas, independientemente de su CIF, así como fijar criterios objetivos», continuó. Recrimina a Montero que «entre España y sus socios» siempre eligen a los segundos. La conservadora ha aprovechado para profundizar en su amenaza: «Si lo vuelven a hacer, no cuenten con nosotros», remataba antes de preguntarle a su interlocutora sobre «qué más tiene que pasar para que dimita».
La vicepresidenta primera del Gobierno lamentaba la nueva postura adoptada por el Partido Popular, en busca de «una excusa para votar contra» el real decreto anti aranceles. «La pregunta es si votarán a favor de los españoles o harán como siempre e intentarán de sacar rédito político en una situación que requiere de la unidad de todas las fuerzas», expone la ministra de Hacienda, que niega que en la negociación se «privilegie» a nadie.
Andalucía, en la diana
Pero Gamarra niega que sea el PP el que tenga que elegir, sino el Gobierno, que lo sitúa encasquillado en el dilema entre «España y sus socios». La dirigente conservadora sube el tono contra Montero, asegurando que está «cesada de facto» de todo lo tocante a la crisis de los aranceles. «Está ya en la oposición y no sólo en Andalucía. Es ministra de mítines y vetos», remarcaba la popular, antes de que la ministra de Hacienda ironizara con la orden que Génova ha dado a sus diputados para «desgastar» su imagen. «Se han puesto muy nerviosos», bromeaba la vicepresidenta primera, que pregunta al Partido Popular sobre los motivos que necesitan «para decir sí cuando la patria lo necesita».
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