Algunas hipótesis sugerían que sí, que la reducción de la actividad humana y de la contaminación del aire podrían haber favorecido el crecimiento de la vegetación al permitir una mayor disponibilidad de luz solar. Pero también había expertos que cuestionaban esta idea.
El estudio ha venido a despejar dudas. Contra la creencia más extendida, ha demostrado que los efectos de la pandemia sobre el verdor global fueron marginales .
«Si bien las mejoras a corto plazo en la calidad del aire y la reducción de las perturbaciones impulsaron ligeramente el verdor en las regiones en cuarentena, estos efectos se desvanecieron rápidamente y fueron contrarrestados aún más por la variabilidad climática natural a medida que avanzaba el año», explica Yulong Zhang, líder del estudio.
El análisis, basado en modelos de aprendizaje automático y simulaciones ecológicas, identificó tres factores principales que impulsaron el aumento en la cobertura vegetal :
Aumento de los niveles de CO2 : La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha crecido de manera constante, lo que ha favorecido la fotosíntesis y, en consecuencia, el crecimiento de la vegetación.
Calentamiento global : En las regiones más frías, como los bosques boreales, el incremento de las temperaturas ha extendido la temporada de crecimiento, permitiendo una mayor proliferación de plantas.
Reforestación y restauración ecológica : Esfuerzos realizados en países como China e India han provocado un aumento significativo de la cobertura vegetal a través de programas de reforestación, restauración de tierras y mejora de prácticas agrícolas.
Otro factor clave en el verdor de 2020, según las conclusiones de la investigación, fue el aumento de las precipitaciones en zonas tropicales .
Bosque latinoamericano. / Efeagro / Jeffrey Arguedas
«Las fuertes lluvias en 2019-2020 también impulsaron el crecimiento de la vegetación en los trópicos, probablemente vinculado con oscilaciones o patrones climáticos, como La Niña y el Dipolo del Océano Índico «, detalla Tong Qiu, coautor del estudio.
Este crecimiento, sin embargo, fue transitorio y no tan sostenido como en las regiones templadas y boreales, donde los efectos del cambio climático parecen estar teniendo un impacto más duradero en la expansión de la vegetación.
Riesgo de desertificación
Los investigadores destacan que, si bien el reverdecimiento global puede interpretarse como una señal positiva en la lucha contra el cambio climático, también alertan de que este fenómeno podría no ser sostenible a largo plazo .
«Los fenómenos climáticos extremos, la escasez de agua, el riesgo de incendios forestales y el aumento de la presión humana podrían frenar o incluso revertir estos avances en un clima más cálido», apunta Wenhong Li, coautor del estudio.
El calentamiento global , exponen los autores, podría alterar los patrones de crecimiento de la vegetación y, en algunos casos, incrementar el riesgo de desertificación en ciertas regiones.
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Además, la proliferación de eventos climáticos extremos, como sequías prolongadas e incendios forestales, podría también reducir significativamente la capacidad de los ecosistemas para absorber carbono , revirtiendo los beneficios observados en 2020.
Bosques de la Amazonía brasileña / Shutterstock
Para comprender mejor la dinámica de la vegetación terrestre y su relación con el cambio climático, los investigadores subrayan la importancia de fortalecer los programas de monitoreo satelital y desarrollar modelos predictivos más avanzados . Estos esfuerzos permitirán «anticipar cambios en la cobertura vegetal y adaptar estrategias de manejo ecológico de manera más efectiva», señalan.
El estudio demuestra la notable capacidad de la Tierra para responder a los cambios ambientales, pero también subraya la necesidad de una ‘gestión adecuada ’ para garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas frente a un clima en constante transformación. «La información obtenida podría ser clave para diseñar estrategias de mitigación climática y mejorar la resiliencia de los ecosistemas en el futuro», concluyen los expertos.