Si algo evidenció el empate ante el Atlético de Madrid (1-1) es que en el RCD Espanyol todos están convencidos de la salvación. Desde Joan Garcia hasta Roberto Fernández pasando por los menos habituales, señalados públicamente por Manolo González tras el fracaso copero en Barbastro, a mediados de diciembre.
«Si vas a Barbastro y no eres capaz de ganar, después no vengas a quejarte, esto va de rendimiento, no va de otra historia. Lo que tenemos que hacer, a día de hoy, es encontrar el once más fiable y el sistema más fiable que podamos para afrontar los partidos. Si un jugador quiere jugar, se lo tiene que ganar. No podemos regalar titularidades ni minutos. Estoy hasta las narices de regalar», lanzó el técnico lucense, siempre fiel a su palabra.
«Si vas a Barbastro y no eres capaz de ganar, después no vengas a quejarte»
Superado un mes de diciembre complicado, sin victorias pericas e inmerso en rumores de destitución, Manolo encontró, por fin, su once de gala en enero. Ya con la presencia del citado Roberto y Urko González de Zárate, incorporados en el mercado invernal, el 4-2-3-1 se instauró definitivamente en su pizarra.
Hasta que, viendo la falta de mordiente de los suyos, el de Folgoso de Caurel optó por retirar a Pol Lozano para dar entrada a Alejo Veliz el sábado pasado. Un cambio fallido, puesto que sin el ’10’ el balón pasó a ser propiedad única y exclusiva del Atleti. «El cambio de Pol fue táctico, porque pensaba que Král nos daría más empuje y más opciones ofensivas para poder estirarnos un poco y tener un ritmo más alto. Y no fue así», explicó Manolo, acertado a la hora de dar entrada a Edu Expósito y Antoniu Roca, eso sí.
«No les puedo echar nada en cara»
Sin Alex Král y Jofre Carreras, el Espanyol mutó en un 4-4-2 en rombo, llegando así sus mejores minutos y el definitivo 1-1 de Javi Puado, de penalti. «Hoy sí que el equipo ha tenido esa energía para remontar el partido y poder empatarlo», admitió Manolo, elogioso también con futbolistas como Pere Milla, Fernando Calero o Álvaro Aguado. «Entrenan muy bien y eso hace que estos jugadores, que en la primera vuelta apenas arrancaron, hoy tengan esta energía, aunque no jueguen 90 minutos, para ayudar al equipo. No les puedo echar nada en cara. Los tengo que defender porque creo que es así. Porque los jugadores se dejan la piel, los datos que tienen entrenando son una auténtica maravilla», terminó.
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Un reconocimiento que dista, y mucho, del duro discurso de Manolo hace solo unos meses. Y que evidencia que en el Espanyol todos están a bordo del barco de la salvación.