La Guardia Civil busca a un hombre de 48 años de edad, Jesús J. G., acusado de haber acabado con la vida de una niña de 5 años de edad, Nadia, en una casa de Llano de Brujas, en Murcia, indican fuentes cercanas al caso. La exnovia del sospechoso tenía la custodia de esta menor, hija biológica de su prima.
El sujeto, tras perpetrar presuntamente el crimen, habría escapado. El cadáver lo descubrieron los padres del sospechoso, que también viven en ese piso.
Al escenario se movilizaron agentes de la Benemérita y de la Policía Local de Murcia, así como una ambulancia, cuyos sanitarios solo pudieron certificar el deceso, aunque intentaron reanimar a la niña (cuyo cuerpo se encontraba en uno de los dormitorios). “Está durmiendo”, llegó a decir la mujer que halló el cuerpo, “pero está echando espuma por la boca”, añadió.
En cuanto al método, el hombre habría empleado pastillas o veneno, apuntan fuentes próximas a la investigación. Habrá que esperar al resultado de la autopsia para concretar qué sustancias eran: no se descarta que fuesen drogas. Se sabe que en el dormitorio donde se encontró había vómito de la pequeña.
Los hechos se produjeron en el domicilio de los padres del sospechoso. La pequeña residía con su madre adoptiva en otra pedanía.
Después de cometer el crimen, el individuo llamó por teléfono a su novia, Ramona, y le contó lo que había hecho. Acto seguido, colgó. Ramona entonces se desplazó a Llano de Brujas.
Fuentes cercanas al caso indicaron que no se descarta que el hombre cometiese el crimen para hacerle daño a su expareja, puesto que Jesús sospechaba que la mujer podría estar con otra persona.
En manos de los investigadores hay mensajes, aportados por la madre adoptiva de la víctima, en los que el sujeto se muestra celoso y le expresa sus temores de que estuviese con otro hombre. El sospechoso, además, tendría graves problemas de adicciones a las sustancias estupefacientes.
En una calle contigua, Ramona lloraba y gritaba, mientras sus allegados trataban de consolarla. “¿Por qué me ha hecho esto? Me ha quitado la vida”, clamaba la mujer. A su lado, una familiar comentaba que Jesús recogió a la niña del colegio y se la llevó a casa de sus progenitores.
“Era mi vida esta cría”, seguía llorando Ramona. “Yo confiaba mucho en él”, insistía a voz en grito, mientras se preguntaba “cómo ha podido hacer este hombre esto, cómo se le ha ido la cabeza”.