Mi marido y su familia me culparon de no haber vuelto a Ucrania

Tanto la Casa Blanca como el Kremlin han hecho públicos comunicados sobre la conversación entre Donald Trump y Vladímir Putin, que se prolongó durante dos horas y media. A pesar de las diferencias en la interpretación de algunos puntos, ambos líderes coincidieron en que «el conflicto debe terminar con una paz duradera». Uno de los aspectos clave del acuerdo es el llamado «alto el fuego energético», que supondría un primer paso hacia la pacificación y abarcaría la protección de infraestructuras críticas del sector energético.

La visión de quienes han huido de la guerra

Para entender el impacto de esta guerra en la vida cotidiana de miles de personas, en Espejo Público ha hablado Natasha, una mujer ucraniana que logró escapar del conflicto y vive en España con sus hijos desde hace tres años. Natasha ha mostrado su escepticismo ante las palabras de Rusia: “Yo todo lo que escucho de Rusia es que siempre dicen una cosa y hacen otra. No entra en la cabeza lo que dicen”, ha afirmado con contundencia.

Para ella, las negociaciones entre Trump y Putin son un juego de poder con consecuencias humanas devastadoras: “Hay dos personas que están jugando con la vida de los demás, Trump y Putin.” Natasha ha narrado el alto coste personal que ha tenido que pagar por huir de la guerra: “Me vine con mis hijos cuando comenzó la guerra en Ucrania. Mi casa está a la venta, mis padres están en Kiev, yo aquí estoy sola. Mi marido y su familia me culparon de no haber vuelto a Ucrania. Mis hijos en España están a salvo y eso tiene que ser lo más importante”.

«Dejé todo atrás hace 3 años a cambio de la seguridad de mis hijos»

Como muchas otras mujeres refugiadas, ha tenido que reconstruir su vida lejos de su país: “Yo cambié toda mi vida, dejé todo atrás hace tres años, a cambio de la seguridad de mis hijos. Aquí mis hijos son felices. Pueden dormir, tienen comida, van al colegio, hablan cuatro idiomas. Llevan un año sin ver a su padre”.

Su testimonio refleja una realidad que afecta a muchas familias ucranianas: “Hay muchas mujeres en mi situación. Un 90% de las mujeres que se fueron de Ucrania para proteger a sus hijos, ahora están divorciadas. La guerra no solo es armamento, batallas, muertes… también afecta a la vida cotidiana, ha truncado muchas vidas”. Mientras los líderes mundiales negocian acuerdos y condiciones, miles de personas siguen pagando el precio de la guerra en su día a día.

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