El fiscal Kaya está a punto de perder la cabeza. Está desesperado al seguir sin noticias de Defne, que ha sido secuestrada, y cree que Selim, principal sospechoso del caso de la novia muerta, podría estar involucrado con la desaparición de su hermana y con el apuñalamiento de su padre.
También cree que Yekta podría saber algo y se enfrenta a él haciéndole una encerrona con el objetivo es saber toda la verdad, pero sin éxito. ¡Nadie dice nada!
La investigación sigue su curso y hay una nueva sospechosa: la tía de la novia. La joven dice una y otra vez que ella no hizo nada, pero Ilgaz le miente diciendo que Selim ha confesado que ella mató a la novia con pastillas y calmantes.
Tras volver a negarlo, la tía de la novia acaba confesando que ella mató a la novia porque… ¡ella está enamorada de Selim y quería evitar esa novia como fuese! Selim remató la faena deshaciéndose del cuerpo y tirándolo al mar.
Su padre lo sabía, pero “vendió” a su hija para saldar una deuda. Selim está relacionado con la mafia de los Balcanes y él hizo un trato con ellos para ocultar el cuerpo. Si no le ayudaban, él desvelaría información sobre ellos.
Ilgaz pide una orden de detención y entonces se da cuenta que, aunque ya sepan que la identidad de los asesinos, ahora se enfrentan a un caso más complicado y muy peligroso.