España se enfrenta a un grave problema de desertificación, acrecentado por las sequías cada vez más severas y las sucesivas olas de calor, asociadas al calentamiento global. Para frenar esta tendencia, los expertos consideran fundamental revitalizar el suelo mediante, por ejemplo, el incremento de su materia orgánica.
El programa de Naciones Unidas contra la desertificación alertaba hace pocos años de que el 75% de la superficie de España sufre riesgo de sufrir este problema, que acaba con la producción agrícola, entre otras muchas cosas.
«Los suelos [en España] están muy degradados como consecuencia de un desconocimiento generalizado sobre su importancia, su biodiversidad y sus funciones, así como sobre los factores y el tiempo necesarios para su regeneración. Aunque la agricultura convencional contribuye significativamente a la erosión del suelo, existe poca conciencia sobre este problema», señala Susana Rodriguez-Echeverría, de la Asociación Española de Ecología Terrestre (AEET) y miembro del Plant-Soil Team.
Existe consenso entre los expertos en que aumentar la materia orgánica en los suelos es clave para su salud. El componente orgánico del suelo consta de varios elementos que dan vida a la tierra que pisamos y de la que dependemos: residuos de plantas, pequeños organismos vivos, materia orgánica en descomposición y materia orgánica estable (humus).
Hay muchas maneras de aumentar la presencia de estos elementos mediante la adopción de prácticas sostenibles de gestión, como garantizar que el suelo esté bajo sombra todo lo que sea posible, garantizar una mínima perturbación del suelo e integrar los desechos de plantas o animales en el mismo.
El aumento de la materia orgánica del suelo es directamente proporcional a su capacidad de retener agua, lo que ayuda a mitigar las sequías y los incendios forestales. La sequía aumenta precisamente la evaporación de los suelos, y el reto es lograr revertir esta situación. Es allí donde la materia orgánica juega un papel decisivo.
El contenido orgánico Q, sólo con un incremento de 1%, puede aumentar la capacidad de retención de agua del suelo hasta en 75 metros cúbicos por cada 4.000 metros cuadrados de terreno.
«La materia orgánica es esencial para el funcionamiento del suelo; aumentaría la capacidad del suelo para retener agua, disminuiría la erosión y proporcionaría el hábitat y el alimento necesarios para los seres vivos que son responsables de gran parte de los servicios ecosistémicos del suelo, como el reciclaje de nutrientes y la descontaminación”, añade Susana Rodríguez-Echeverría.
Herramienta para ‘secuestrar’ CO2
“Además, el aumento de materia orgánica supone un aumento de la cantidad de carbono almacenado, actuando así como sumidero de carbono atmosférico. Si consideramos todos los suelos agrícolas españoles, este stock de carbono del suelo sería una contribución considerable a la eliminación de carbono de la atmósfera», afirma la experta.
Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Ciencias del Suelo y catedrático en la Universidad Miguel Hernández de Elche, Jorge Mataix-Solera, señala que «la materia orgánica del suelo tiene la capacidad de retener agua y nutrientes, mejora la estructura y la porosidad del suelo, es una fuente de nutrientes a largo plazo y es la fuente de energía para los microorganismos. No olvidemos que una cuarta parte de la biodiversidad del planeta se encuentra en el suelo».
«La materia orgánica del suelo, asegura la buena calidad del suelo en general, para la producción agrícola y también como reguladora del ciclo hidrológico. Por lo tanto, su mantenimiento es un ganar-ganar entre sus diferentes servicios ecosistémicos», indica Rosa M. Poch, presidenta del Panel Técnico Intergubernamental de Suelos de la FAO e Investigadora en la Universidad de Lérida.
Un reto mundial
Destacados científicos del suelo españoles respaldan Save Soil, un movimiento apoyado por Naciones Unidas y el Programa Mundial de Alimentos, que trata de abordar la crisis mundial de degradación del suelo y apoyar a los gobiernos en la implantación de políticas concretas para su conservación.
El objetivo primordial de Save Soil es garantizar que haya un mínimo de un 3% a 6% de materia orgánica en los suelos agrícolas de todo el mundo. Esto haría que el suelo estuviera vivo y se pudiera utilizar de manera sostenible en todas las tierras agrícolas, señala esta plataforma.
«Son necesarias políticas en este sentido. Llegan un poco tarde, pero Europa avanza. Creo que es muy importante que la sociedad vaya tomando conciencia de la importancia de cuidar el suelo y evitar su degradación y que haya movimientos como Save Soil que lo hagan mucho más visible para la población y para los políticos», agrega Jorge Mataix-Solera.
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