-Antes que nada, dado que usted trabaja en Valladolid, una cuestión puramente educativa. Castilla y León saca las mejores notas en PISA y otros informes internacionales. ¿Cuál es el secreto?
-Es un tema muy complejo. No quiero quitar mérito al resto de comunidades, pero creo que aquí funciona muy bien la cohesión entre docentes, algo clave porque lo más importante de un centro escolar es el claustro. También puede ser que nuestro nivel de exigencia escolar sea un pelín mayor que en otras autonomías.
-Conoce tan bien a los adolescentes que invita a padres y madres a estar muy atentos a lo que les pasa a sus hijos. ¿Cómo, si no salen de su cuarto?
-La cultura del diálogo se fomenta desde pequeños. Hay que pasar tiempo jugando y realizando diferentes actividades. En esos momentos salen muchas cosas que pueden parecer una tontería pero que nos dan pistas. Podemos notar que el niño ha cambiado o que está sufriendo un problema. Nos debemos acercar a ellos desde la empatía y el respeto, y siempre dejándoles hablar. Sé que los padres tienen una labor fundamental, reñir cuando sus hijos hacen algo mal. Pero hay momentos en los que los niños no necesitan que les regañen sino que les escuchen.
«Hay momentos en los que los niños no necesitan que les regañen sino que les escuchen»
-Afirma que, a pesar de estar en 2025, la homosexualidad sigue siendo un tabú en la adolescencia.
-En algunos casos, salir del armario para un adolescente es un acto heroico y un suicidio social. Si un chico tiene un amigo gay le puede dejar de lado por temor a que le encasillen. Tiene mucho que ver la sociedad en la que vivimos, en la que todavía no se acaban de aceptar ciertas cosas que deberían ser normales y naturales. Sigue siendo un tabú y no se atreven a contarlo hasta que son un poco más mayores. Tienen miedo a que les llamen maricón.
-A pesar de todos los avances del feminismo, el negacionismo ha estallado en los institutos y los chicos son ahora más machistas.
-Incluso las chicas, que te dicen que ni el machismo ni el techo de cristal existen. En su opinión, son tonterías. Recuerdo que hace tiempo propusimos una charla sobre machismo y un grupo numeroso de alumnas nos dijeron que no querían esas charlas, que ellas no veían machismo por ningún sitio. Me llamó bastante la atención por lo equivocadas que están. Obviamente, les influye lo que escuchan en sus hogares.
-¿Algún estudiante le ha reprochado llevar las uñas pintadas de negro o lucir un pendiente largo?
-Las uñas casi nunca las llevo pintadas, pero los alumnos se lo toman muy normal. El problema viene de las familias, que no entienden que tu forma de vestir es cosa tuya y no tiene nada que ver con el tipo de educación que impartes. Hace tiempo me llegaron quejas por llevar una camiseta reivindicativa del Orgullo gay, algo que hice para apoyar a un alumno que lo estaba pasando mal. También recuerdo cómo algunas familias se quejaron porque llevamos a los de 3º de ESO a ver películas de la Seminci (festival de cine de Valladolid). Nos reprocharon que eran películas en los que, por ejemplo, un niño pegaba a su padre o había una relación homosexual.
«Hay familias que no entienden que tu forma de vestir es cosa tuya y no tiene nada que ver con el tipo de educación que impartes»
-La presión social hace que los chavales hagan de todo para encajar en el grupo, desde beber alcohol hasta cometer pequeños hurtos o no ir al instituto. ¿Cuándo hay que pedir ayuda profesional?
-Cuando el tema te desborde, cuando seas incapaz de hablar con tu hijo de eso porque no te sientes cómodo o no sabes cómo hacerlo. El problema es que muchos adultos consideran que el psicólogo es para los locos.
-Afirma que nunca es demasiado pronto para hablar de drogas con tus hijos.
-Hay muchas maneras de abordar estos temas desde la infancia, con libros adaptados a su edad. Es importante que normalicemos cualquier tipo de tema. También sé que es muy fácil la teoría, eh. La práctica es otra cosa.
-La habitación de los adolescentes se parece a su cerebro: un caos. ¿Por qué son capaces de vivir entre el desorden más absoluto?
-Porque tienen otras prioridades vitales y eso les quita mucho tiempo. Y, básicamente, porque saben que alguien recogerá su dormitorio tarde o temprano. ¿Para qué se van a hacer la cama si su madre ya lo hace? Ellos estiran el chicle hasta que, en algunos casos, se rompe. Es fundamental que digamos: hasta aquí hemos llegado. Pero conozco a muchos padres que dicen que no pueden ver la casa tan desordenada y que por eso lo arreglan ellos. No les están haciendo ningún favor.
-Alerta sobre la oniomanía, las compras compulsivas. Y pone como ejemplo el caso de la madre y la niña emocionadísimas con el primer bolso de lujo para la menor.
-Los padres, en este caso, la madre, es la responsable de la adicción a las compras de la niña. Desde mi punto de vista, los valores no están muy presentes en esa familia. En Estados Unidos, las fiestas que se celebran por los 16 años vienen acompañadas de operaciones estéticas. Son niños muy pequeños que todavía tienen que crecer y evolucionar físicamente.
-¿Qué opinión le merece que un niño de 10 años tenga un canal de YouTube sobre Fornite?
-Que es demasiado joven para ese videojuego. Una cosa que puede pasar es que normalice la violencia. Puedo entender que tenga un canal de YouTube más adelante, a otra edad y con otros contenidos. Ser ‘youtuber’ implica mucho trabajo, no es subir cuatro vídeos. Si se quieren dedicar a eso, que se formen, que estudien una ingeniería informática o algo relacionado con el diseño. Los cuatro o cinco ‘youtubers’ que ganan mucho dinero no solo están sentados en su sillón. Es gente que ha tenido suerte y que se lo ha trabajado muchísimo.
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