El choque en la coalición por la decisión de Hacienda de hacer tributar por primera vez a los preceptores del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), tras su subida a 1.184 euros, se ha extendido dentro de las propias filas del PSOE. Si en algunos territorios como Castilla-La Mancha se ha pedido abiertamente “un debate interno”, en el grupo parlamentario cunde la sensación generalizada de que se ha explicado mal desde el departamento que dirige María Jesús Montero. Algunos diputados ven conveniente buscar salidas para apagar la polémica. “Tenemos que arreglarlo”, se resignaba este miércoles un diputado en plena resaca por el terremoto que ha opacado una de las medidas estrellas del Ejecutivo.
Incluso varios ministros socialistas, sin dejar de criticar una sobreactuación de Yolanda Díaz por “intentar buscar su espacio como sea”, piden no cerrar la puerta a una rectificación. Buscar soluciones a una situación en la que la batalla de los argumentos, reconocen, la están perdiendo. No por no tener la razón, según sostienen, sino porque es “difícil explicar si las reacciones son tan viscerales y tan tendentes al populismo”.
En Moncloa trasladan tajantes que “la decisión está tomada”, al margen de las crecientes presiones, e intentan hacer pedagogía. Por la necesidad de cuadrar las cuentas, la progresividad fiscal y financiar el Estado de bienestar porque “la desigualdad no se combate con exenciones fiscales, sino con servicios públicos fuertes”. Ponen como ejemplo que este mismo miércoles el Congreso dio luz verde a la convalidación del escudo social con la prórroga de las bonificaciones al transporte, la revalorización de las pensiones o las ayudas a la DANA.
“Quienes dicen que el SMI no debería tributar lo que defienden en el fondo es que este siga siendo bajo. Lo conciben como una suerte de retribución marginal que no debe formar parte de la normalidad salarial y fiscal de nuestro mercado laboral”, cuestionan. Asimismo, señalan que “no es un obstáculo para lograr el objetivo principal, que es aumentar los ingresos reales y el poder adquisitivo de los trabajadores”.
La misma pedagogía sobre la que insisten en Ferraz, aun trasladando una posición tan contundente y dejando la decisión en manos de Hacienda. En la dirección del partido tratan de contemporizar más con la presión de sus socios, piden tiempo y urgen a una reflexión más pausada, “sin populismo fiscal”.
Cifran en cerca de 2.000 millones de euros la recaudación por no dejar exenta la tributación, que afectaría a uno de cada cinco preceptores del SMI. La misma cantidad que el presupuesto que maneja el ministerio de Vivienda, y más imperiosa por el rechazo del Congreso al impuesto a las energéticas. En este sentido advierten de que “este debate de no pagar impuestos es muy peligroso para la izquierda”. Beneficiaría a la derecha y la “demagogia”, concluyen.
Sin querer referirse a decisiones ya tomadas, como apuntan en Moncloa, un ministro socialista enmarcaba el choque en la coalición como “un debate abierto sobre la tributación”. Tras ello confiaba en avanzar que “lo resolveremos”. Hay quien ve como solución abrir un debate más amplio sobre una reforma fiscal progresiva dirigida a los tramos del IRPF. Las iniciativas registradas este jueves por ERC y BNG van en esta línea. “No hay nada que no se haya solucionado”, apuntaba otro de los ministros del núcleo duro de Pedro Sánchez para rebajar el choque con Sumar. Posiciones que dejan entrever la posibilidad de una rectificación.
La presión de la “aritmética”
Otro ministro socialista, que como sus compañeros se posiciona a favor de que tribute el SMI por alcanzar ya los 1.184 euros, admitía la hipótesis de tener que “recular” debido a la “aritmética” parlamentaria. Este martes, hasta los populares registraron una proposición de ley para que el SMI no tribute, que se unió a las de Podemos y Sumar. El Ejecutivo podría vetarlas por su afectación presupuestaria si logra posteriormente el visto bueno de la Mesa del Congreso, algo que en Sumar no contemplan. «Si haces eso, es que has perdido», destacan fuentes próximas a Yolanda Díaz, donde ven ganada la batalla pública y ahora esperan a que los socialistas mueva fichan.
En el propio Gobierno también hay quien reclama más interlocución entre la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la vicepresidenta segunda y representante de Sumar en la coalición. “Les falta un poco de diálogo”, señalan al tiempo que dicen ver “margen” para que “la sangre no llegue al río”.
Enroque de Moncloa
El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, evitó defender la tributación del SMI durante su intervención en la sesión de control en el Congreso. Se limitó a hablar de “debate”, celebrar la subida aprobada este martes y cargar contra el PP por haberlo congelado en el pasado. “Ahora entiendo por qué ustedes cuando gobernaban congelaron el SMI, para que no tuvieran retención en el IRPF. Mucho mejor vivir con 735 euros al mes, que era como lo dejaron en 2018, a los 1.184 euros al mes que está el Gobierno de España dejando el SMI”, ironizó en su respuesta al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Moncloa mantiene su posición e insiste, impasible a las presiones, en que la política fiscal del Gobierno la marca Hacienda. Mientras, se extiende una mezcla de resignación y cabreo en las filas socialistas. Sin dejar de mirar tampoco a la candidatura de María Jesús Montero para las elecciones andaluzas. La comunidad con más preceptores del salario mínimo (476.000), aunque tributarían alrededor de una quinta parte.