“El presidente Putin decidió llevar a cabo esta guerra. Cada día que la guerra sigue adelante es por su elección. Podría terminarla con una palabra. Es simple: si Rusia deja de invadir Ucrania, la guerra terminará. Si Ucrania deja de defenderse contra Rusia, será el fin de Ucrania. Por eso nos estamos asegurando de que Ucrania puede defenderse”. Estas palabras, pronunciadas por el expresidente estadounidense Joe Biden en febrero de 2023, cuando visitó Polonia con motivo del primer aniversario de la guerra en Ucrania, resumen perfectamente la posición que Estados Unidos y la OTAN han mantenido con respecto a Rusia y Ucrania durante los últimos tres años. La posición que ayer Donald Trump hizo saltar por los aires.
“Estados Unidos y sus aliados están con los profesores ucranianos, con los trabajadores de hospital, de emergencias, y trabajadores en ciudades de toda Ucrania que están luchando para mantener el poder frente a los crueles bombardeos rusos”, remarcó. “Estamos con los millones de refugiados de esta guerra que han encontrado un hogar en Europa y en Estados Unidos. Nosotros vamos a continuar respaldando a Ucrania mientras se defiende. Y el compromiso de EEUU con la alianza OTAN es sólida. Todos los miembros de la OTAN lo saben. Y Rusia también”, remarcó el expresidente. Todo eso terminó este 12 de febrero.
En el mismo día, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció que había hablado durante una hora y media con el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre la necesidad de ponerse de acuerdo para dar fin a la guerra en Ucrania, y el secretario estadounidense de Defensa, Pete Hegseth, dijo en Bruselas, ante los miembros de la Alianza Atlántica, que veía “poco realista” que el país invadido aspirase a mantener las mismas fronteras que tenía antes de la anexión rusa e ilegal de Crimea (2014), en un claro guiño a Moscú.
En la misma tarde, la de este miércoles, el Senado confirmó a la ex congresista demócrata y tildada de prorrusa Tulsi Gabbard como nueva directora de la Inteligencia Nacional estadounidense. Gabbard ha respaldado la postura de Putin en todos los últimos conflictos que el país ha mantenido con cualquier otro, incluso en contra de EEUU, pero los senadores que debían decidir si confirmar o rechazar su nombramiento decidieron que siguiese adelante. Solo un senador republicano, uniéndose al bloque demócrata, optó por votar en contra al considerar que al frente de la Inteligencia no podía estar una persona “con un historial de errores tan alarmantes”.
Además, Estados Unidos dio la bienvenida la noche del lunes al profesor estadounidense Mark Fogel, que estaba en una cárcel rusa cumpliendo una pena de 14 años de prisión por tráfico de drogas -él alegó que cuando lo detuvieron llevaba encima marihuana por motivos médicos, para consumo propio-. En agradecimiento, Trump dijo que este será el principio “de una relación” donde ambos países acabarán con la guerra, pero no concretó que recibirá Rusia a cambio del prisionero.
Los diferentes acontecimientos que tuvieron lugar en pocas horas suponen un giro de 180º en la política exterior de la primera potencia del planeta, un aviso a sus históricos aliados y un respiro para su histórico rival. Un revés para el bloque que Occidente había formado contra el Kremlin para conseguir aislarlo tanto económica como diplomáticamente, sobre todo a través de las graves sanciones. La noticia no supone una sorpresa, porque está en línea con la postura de Trump durante su primer mandato y porque desde antes de resultar elegido el estadounidense aseguró que de llegar al poder se pondría en contacto con Putin para acabar con la guerra, pero sí constituye la primera muestra tangible de que el presidente estadounidense está dispuesto a reconstruir los puentes con Moscú y a alejarse de Ucrania.
“Aprobar un cambio de fronteras que se ha producido gracias a una agresión no es conseguir la paz a través de la fortaleza, es volver a la fuerza bruta», ha valorado el profesor de relaciones internacionales y estrategia en el Colegio de Europa Slawomir Debski. Es muy diferente. Es un cambio profundísimo frente a la postura tradicional americana, que viene de la anexión de Japón de Manchuria en 1931, cuando Estados Unidos estableció la doctrina de dejar de reconocer anexiones de territorios. Eso era conseguir la paz a través de la fuerza”.
A la búsqueda de lazos con Moscú
“Hemos acordado trabajar juntos, muy de cerca, y visitar el país del otro. También hemos decidido poner a nuestros equipos a empezar a negociar inmediatamente”, escribió Trump este miércoles en su red social, Truth Social, donde anunció la llamada a su homólogo ruso y aseguró que ambos quieren “parar los millones de muertos que están teniendo lugar en la guerra entre Rusia y Ucrania”. El último presidente estadounidense que pisó Rusia fue Barack Obama en 2013, cuando asistió a la cumbre de G-20 que se celebró en San Petersburgo. La última vez que un presidente viajó solo para reunirse con Putin fue en 2009, cuando Obama visitó Moscú y se encontró con el entonces primer ministro y con el presidente Medvedev. Biden, en cambio, visitó Ucrania durante su mandato, y solo un mes después del inicio de la invasión acudió a visitar a refugiados ucranianos en Polonia.
Más tarde, desde el Despacho Oval, Trump comunicó que prevé ver a Putin en Arabia Saudí, un lugar que ya era visto como posible destino del primer encuentro entre ambos, porque los dos tienen buena relación con su gobernante, Mohammed bin Salman. “Esperamos que él venga aquí, que yo vaya allí, y nos encontraremos probablemente también en Arabia Saudí. La primera vez que nos encontremos será en Arabia Saudí, y veremos si dejamos algo hecho. Pero vamos a terminar esa guerra, porque esa guerra es un desastre”. Arabia Saudí ha mediado también en las negociaciones para la liberación del preso Mark Fogel, y Putin le agradeció recientemente que hubiese organizado el primer intercambio de prisioneros desde la Guerra Fría.
Trump llamó también al líder ucraniano, Volodimir Zelenski, pero lo hizo en un segundo plano, sin haber consensuado una estrategia o un mensaje. Sólo para “informarle” de su conversación con Putin.Y horas después de que su secretario de Defensa, el expresentador de la Fox Pete Hegseth, hubiese advertido en Bruselas de que su país no es partidario de la entrada de Ucrania en la OTAN, ni tampoco de implementar garantías de seguridad para proteger a Kiev de los ataques del Kremlin. Cuando solo quedan días para el tercer aniversario del inicio de la guerra, EEUU renuncia a enviar soldados a Ucrania si llega la paz y lanza un jarro de agua con importantes implicaciones a corto, medio y largo plazo.
“Perseguir ese objetivo imaginario [el de recuperar las fronteras previas a 2014] solo alargará la guerra y provocará más sufrimiento”, dijo Hegseth en un encuentro en el cuartel general de la OTAN, un planteamiento que después Trump respaldaría. Por su parte, Zelenski, con el escaso margen que le deja el ‘abandono’ de su principal fuente de ayuda militar, explicó en X que Trump le había llamado para contarle los detalles de su conversación con Putin. “Nadie quiere más la paz que Ucrania”, aseguró en tono conciliador. “Junto con Estados Unidos, estamos diseñando nuestros próximos pasos para frenar la agresión rusa y asegurar una paz duradera, en la que se pueda confiar. Como ha dicho el presidente Trump, hagámoslo”.
Otro de los expertos que se ha mostrado sorprendido con el giro de Trump ha sido el exembajador estadounidense en Rusia de 2012 a 2014 y profesor de Ciencia Política Michael McFaul. “¿Por qué está la Administración Trump haciendo regalos a Putin (el territorio de Ucrania y la no membresía de la OTAN) antes siquiera de comenzar las negociaciones? Yo he negociado con Rusia. Nunca renuncias a nada para dárselo gratis”, ha publicado en X.
El movimiento de Trump no tardó en generar reacciones en Europa. “Siempre hemos subrayado que no tomaremos decisiones sobre Ucrania sin Ucrania”, dijo la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock. “La paz solo podemos conseguirla juntos. Y eso significa con Ucrania, y con los europeos”. Fueron varios los ministros europeos que este miércoles afirmaron que es necesario reforzar la capacidad militar de Ucrania antes de abrir negociaciones con Putin, y en concreto Francia insistió en que Ucrania debe continuar en el proceso de adhesión a la OTAN.
“El nuevo secretario de defensa simplemente debería empezar por venir a Ucrania y familiarizarse con las Fuerzas Armadas ucranianas”, dijo Oleksandr Merezhko, jefe del comité de relaciones internacionales del Parlamento ucraniano. “Ucrania puede volver a su territorio, esto es totalmente real. Pero para que esto pase, necesitamos más ayuda militar y técnica de Estados Unidos y sanciones más fuertes, especialmente, sanciones financieras contra la economía rusa”, pidió.