Ana Rosa Quintana ha vuelto a encender la polémica con su editorial en ‘El Programa de AR’. En esta ocasión, la presentadora ha trasladado el debate político al terreno de la novela negra, retratando al Fiscal y al Gobierno de Pedro Sánchez como protagonistas de un thriller lleno de sospechas, indicios y giros argumentales dignos de Agatha Christie.
«Al Fiscal General se le ha puesto cara de goma de borrar», ha comenzado diciendo Quintana, en alusión a las acusaciones de que Álvaro García Ortiz eliminó mensajes y correos electrónicos en momentos clave de la investigación. «Ha nacido un nuevo género de detestives, la novela negra cibernética», ha añadido con ironía.
Ana Rosa Quintana, en ‘El programa de AR’
Siguiendo la estructura de un clásico policial, la presentadora ha desgranado lo que considera pruebas irrefutables. Ha recordado que García Ortiz borró sus wasaps el 16 de octubre, el «día de autos», no una sino dos veces, y que además eliminó su correo personal, lo que en su opinión refuerza la sospecha de que trataba de ocultar información relevante.
«Todo es muy sospechoso«, ha sentenciado Ana Rosa, insistiendo en que el juez encargado del caso ya ha dejado claro que el borrado de los mensajes no fue accidental, sino «intencionado y deliberado». Además, ha criticado que el Gobierno haya defendido a García Ortiz, asegurando que no hubo desinformación ni bulos en torno a este asunto, y ha ironizado con la estrategia del Fiscal General de ampliar el foco para diluir responsabilidades: «También decía Agatha Christie que su táctica era poner a cinco personas en una habitación y uno de ellos era el culpable. La táctica del fiscal es decir que en esa habitación había 600 personas, incluida la señora de la limpieza«.
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Ana Rosa Quintana, en ‘El programa de AR’
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Llevando la comparación literaria un paso más allá, ha rebautizado el escándalo como Borrado en el Orient Express, sugiriendo que hay pruebas «para parar un tren». Su conclusión ha dejado la incógnita abierta: «Ahora solo queda saber por qué el Fiscal pudo o no pudo filtrar los mensajes y si hubo o no hubo una orden superior. Porque a veces, por la boca muere el pez».