«Durante el exorcismo el demonio obedece al sacerdote porque termina sometiéndose a Dios». Son palabras de uno de los exorcistas de Córdoba. Hay pocas personas capaces de dominar al diablo y en la Diócesis cordobesa concretamente solo tres. Son párrocos que se atreven a hacer lo que otros no tienen el valor y que se adentran en un mundo tan enigmático como tenebroso con un objetivo: ayudar a Dios en la lucha contra el mal. «Hay muchos mitos sobre este asunto, que no se parece a lo que se suele ver en las películas», resume con serenidad uno de los curas pertenecientes al Ministerio del Exorcismo de la diócesis de Córdoba. Este hombre prefiere no revelar su identidad, ya que teme un «efecto llamada» y, sobre todo, incomodar a los feligreses de su parroquia, asegura mientras juguetea con un pequeño crucifijo.

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