Encarna se sometió a una operación de pecho que le arruinó la vida. Una complicación en la cirugía hoy le impide levantar los brazos y hacer movimientos tan comunes como el de lavarse la cabeza o abrocharse el sujetador.
Aquella operación era algo preventivo. Su madre tuvo cáncer de mama y los estudios genéticos decían que lo sufriría también, por lo que decidió remediarlo para evitar que se desarrollara el cáncer.
A Encarna le tenían que quitar el útero, las trompas, los ovarios y las mamas. Cuando le operaron del pecho, Encarna estuvo cuatro días ingresada y los cirujanos vieron que el pezón estaba empezando a necrosarse.
«Al quitarme el vendaje se desprendió el pezón», nos cuenta, entre lágrimas. Encarna terminó con un agujero en la mama y, según nos cuenta, una herida también mental.
La rutina de Encarna está completamente condicionada a aquella operación. «El director del hospital me dijo que me callara porque no tenía nada que hacer», señala, «entre ellos se tapaban».
Hoy, denuncia públicamente lo que le ocurrió, ya que, hasta ahora, ha estado silenciada. En Y ahora Sonsoles damos voz a historias como la de Encarna, que no deben quedar al margen.