Juan Ramón Muñiz, arqueólogo, responsable de las excavaciones de la Villa de La Estaca ; Ángel Montero, responsable de Digitalización, y Rosa María Rodríguez, cronista oficial de Las Regueras, relatarán este martes las novedades en torno a un yacimiento que da testimonio de la huella que Roma dejó en Asturias.

Desde 2023 el equipo arqueologico está trabajando en el área de los balnea del edificio principal. La combinación de las técnicas de prospección geofísica y la experiencia del equipo están ofreciendo los primeros resultados sobre esa infraestructura. La descripción de los detalles más llamativos como las huellas de calzado o las características de las salas del complejo formarán parte de la charla. También se mostrará la ruina ya escaneada y se analizará el empleo de estos medios para acercar y mostrar un yacimiento que permanece enterrado.

Reflejo de la vida en la Asturias romana

Uno de los descubrimientos más fascinantes realizados durante las excavaciones en la villa fue la identificación de nuevas decoraciones murales y, sobre todo, un segundo mosaico que, aunque menos espectacular que el encontrado en 1958, revelaba un espacio que probablemente desempeñaba una función importante dentro de la villa. Este mosaico estaba ubicado en una estancia más modesta en comparación con la sala principal, pero su existencia confirmó que la villa tenía varios espacios decorados con lujo, lo que sugiere que los propietarios no solo vivían en la villa, sino que también recibían a invitados y organizaban eventos sociales en su interior.

El segundo mosaico y las pinturas murales recuperadas destacan por sus motivos geométricos y colores vibrantes. El esquema decorativo más frecuente en los mosaicos y las pinturas de la villa es el uso de peltas, un motivo ornamental geométrico muy común en la decoración romana desde el siglo I d.C. En este caso, las peltas estaban organizadas en patrones alternos con triángulos y líneas quebradas que enmarcaban estrellas de ocho rombos. Este tipo de diseño era utilizado para adornar espacios representativos como los oeci, o salas de recepción, lo que indica que los mosaicos y las pinturas no solo cumplían una función decorativa, sino también simbólica, destacando el poder y el estatus social del propietario.

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