María Blasco, directora científica del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) desde 2011, no continuará en el cargo por decisión del patronato. La científica se encontraba cercada por las polémicas por su gestión en las últimas semanas y las acusaciones de abuso de poder. Su continuidad estaba pendiente de la decisión del órgano de gobierno del Centro, que había exigido el pasado mes de diciembre la presentación de una «explicación exhaustiva» que justificase la situación actual del centro, tanto económica como laboral.
El cese de Blasco había sido reclamado explícitamente por cerca de la mitad de los investigadores principales del centro, primero en forma de carta pública y a continuación como campaña interna. La principal queja hacía referencia a la situación de déficit de 4 millones de euros que acumula la institución y la necesidad de adquirir nuevo equipamiento, así como a la pérdida de competitividad derivada de la incapacidad, según manifestaban, de conseguir financiación apropiada.
«Desde hace más de dos años, varios líderes de grupo del CNIO han expresado sus preocupaciones sobre la caída de la competitividad científica del centro en el escenario internacional, como lo evidencian descensos medibles en ránkings (SCIMago, Nature, entre otros)», lamentaba el texto. «Si bien entendemos las limitaciones financieras resultantes de las congelaciones presupuestarias, estas restricciones no son del todo las responsables de la situación actual».
El segundo foco de las quejas de los científicos del centro ha sido la falta de trasparencia a la hora de justificar los privilegios y salarios de los directivos, con discrepancias de hasta un 50% según el investigador. También la opacidad de los programas de mecenazgo, como ‘CNIO Arte’, y el destino de los fondos recaudados. Finalmente, más del 40% de los responsables de área del Centro han denunciado sufrir violencia psicológica con frecuencia. Todos estos conflictos se han enmarcado en el conflicto entre la dirección científica y la gerencia.
La versión de Blasco
Blasco, que hasta ahora se ha declarado víctima de ‘una cacería‘, ha achacado los problemas a la congelación de la subvención nominativa que recibe el Centro a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. También argumentaba que los cuatro millones de euros de déficit del centro son consecuencia de haber estabilizado al personal eventual, una decisión «muy buena» que, no obstante, supone un aumento de gastos de personal para el centro. La dotación actual de un millón de euros anuales, concluía, es «claramente insuficiente«.
La máxima responsable científica negaba haber adquirido obras de arte a través de la iniciativa CNIO Arte, explicando que se financia con «donaciones que permiten que un artista haga una obra, la done al CNIO y sea el centro quien se beneficie de su exposición y su venta». Finalmente, se desvinculaba de la responsabilidad de las cuentas, que imputaba a Arroyo, y pedía amparo al defensor del Pueblo.
Blasco había recibido el respaldo expreso de Diana Morant, ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, que declaró que la ya exdirectora científica del CNIO «está teniendo todo el apoyo del Gobierno«. Morant subrayaba que «no me van a encontrar nunca hablando mal de nuestros centros de investigación», celebrando la posición del CNIO como «principal centro de investigación contra el cáncer de España y el segundo mejor de Europa», y calificando las críticas de «irresponsabilidad».
El lunes 27, Blasco enviaba una carta abierta al patronato en la que denunciaba ser víctima de una campaña de difamaciones, sostenía haber sido increpada en la calle delante de su hijo adolescente y comparaba su caso con el de los judíos durante el nazismo. Y el martes 28 convocaba una rueda de prensa para anunciar que llevaba ante la Fiscalía unas «sospechas de irregularidades» que imputaba a Arroyo en contrataciones menores por un importe que ronda los 4 millones de euros.