La Inteligencia Artificial no ha hecho sino dar sus primeros pasos en nuestra sociedad y ya se ha convertido en un ingente consumidor de energía y agua, necesarios para alimentar sus gigantescos centros de datos y servidores. Estas máquinas son auténticas ‘esponjas’ que se beben nuestros recursos naturales y están planteando ya serios problemas en algunos lugares, máxime ante la creciente sequía que causa el calentamiento global.

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