Como había prometido, Donald Trump ha inaugurado su segunda presidencia con un aluvión de decretos y acciones otras ejecutivas, primera muestra de su voluntad de revolucionar de forma radical el Gobierno de Estados Unidos desde el primer momento y avanzar las promesas y la agenda que hizo centrales para su elección.
Aunque a la hora de escribir estar líneas el republicano no había empezado a estampar su firma en los decretos, algunos los habían adelantado ya el equipo de la nueva presidencia y otros por el propio Trump en su discurso inaugural. Y cubren desde inmigración a retirada de protecciones a los funcionarios civiles así como remodelación de políticas de igualdad racial y de género y perdones a los condenados por el asalto al Capitolio. De momento lo que no va a hacer en estos primeros días es establecer los aranceles con que había amenazado.
Estas son algunas de las medidas, muchas de las cuales encontrar con toda certeza retos en los tribunales o trabas legales.
La inmigración y la frontera tenían un lugar nuclear en la propuesta electoral de Trump y lo han tenido en su primer día de segundo mandato, con al menos 10 decretos preparados sobre la materia. El propio Trump anunciaba la declaración de una «emergencia nacional» en la frontera y el despliegue de tropas en la frontera con México. Según avances, el despliegue se realizará bajo el mando del Comando Norte del Ejército y Trump también instruye a las Fuerzas Armadas a dar prioridad a las fronteras y la «integridad territorial» en la planificación estratégica de operaciones.
Otra de las órdenes de Trump dirige al Gobierno federal a reiniciar de forma inmediata la construcción del muro con México y anula políticas que había implementado su predecesor, Joe Biden, para dar protecciones especiales a los inmigrantes de Cuba, Haití, Venezuela y Nicaragua. Esas protecciones permitían la entrada a EEUU de 30.000 ciudadanos de esos países, pero a partir de este momento no podrán usar la aplicación CBP One, con la que conseguían citas con las autoridades de migración para iniciar sus casos.
De hecho, la aplicación ha dejado de funcionar este mismo lunes para todos los solicitantes de asilo y los que tenían cerrads citas a partir de la 1 de la tarde ya las han visto canceladas. Era el principio de un asalto al sistema migratorio en el que Trump trata de suspender el asentamiento de refugiados al menos cuatro meses, el asilo y el derecho a ciudadanía por nacimiento. El alcance de esta última medida está por ver, pues para modificar ese derecho habría que hacer una enmienda Constitucional (actualmente la Enmienda 14 otorga la ciudadanía a cualquiera nacido en EEUU, sea cual sea el estatus legal migratorio de sus padres, así como a los hijos de estadounidenses nacidos en el extranjero).
En otro decreto que había adelantado en su discurso el republicano designa a los cárteles de narcotráfico y otros grupos criminales como MS-13 y Tren de Aragua como Organizaciones Terroristas Internacionales y Terroristas Globales de Designación Especial. Asimismo, reinstaura la política «Quedarse en México», que obliga a los inmigrantes que buscan presentar sus casos de petición de asilo a EEUU a esperar en el país vecino del sur, aunque para ponerlo en vigor necesita la colaboración de México.
Trump tenía previsto también en sus primeras horas estampar su firma en un decreto que resucita un proyecto que ya intentó al final de su segundo mandato, que Biden anuló nada más llegar a la Casa Blanca y que es uno de los que hace saltar más alarmas sobre su impacto en la democracia: la retirada de protecciones a funcionarios civiles.
Con su decisión Trump vuelve a crear entre ese funcionariado una categoría que se conoce como Schedule F, en la que los empleados del Gobierno pierden protecciones como ser contratados por méritos y no poder ser despedidos de forma arbitraria.
Es una herramienta que permitirá a Trump crear en el Gobierno un ejército de leales y acometer su ataque contra lo que él y sus aliados llaman «el estado profundo«.
Trump no ha cumplido su promesa numerosas veces reiterada de imponer aranceles desde el primer día a China, México y Canadá. Lo que sí se disponía a hacer tras la inauguración es a emitir un memorando que instruye a las agencias federales a investigar y remediar «déficits comerciales persistentes» y a lidiar con «prácticas injustas de comercio y de moneda de otros países». Asimismo, dirige a las agencias a analizar si China está cumpliendo con el acuerdo comercial que firmó con EEUU en 2020 así como el estado del acuerdo comercial entre EEUU, México y Canadá, el USMCA que actualizó el NAFTA durante su primer mandato y que debe renovarse en 2026. También quiere que su nuevo gobierno estudie la viabilidad de un Servicio de Ingresos Externos, una nueva agencia que ha barajado para recolectar el ingreso por aranceles, una funció que ahora recae en la agencia de Aduanas y Fronteras.
Trump tenía preparado también un memorando sobre inflación, uno de los problemas que animó a muchos votantes a elegir al republicano y castigar a Biden y Kamala Harris. La falta de una acción ejecutiva específica, no obstante, subraya las dificultades que Trump va a tener para cumplir su promesa de bajar los precios, un reto que ha estado reconociendo en las últimas semanas.
Igualmente, Trump prometía en su discurso varias medidas ejecutivas especificas relativas a las políticas de energía y el clima, dirigidas a cumplir sus promesas de animar las perforaciones petrolíferas y de gas, derogar las ayudas fiscales que Biden había dado para fomentar los vehículos eléctricos y poner fin al gasto en políticas climáticas de su predecesor. El republicano, entre otros pasos, se disponía a declarar una «emergencia nacional de energía«, lo que abre las puertas al gobierno federal a reducir requerimientos para dar permisos a proyectos energéticos, poner en la vía rápida la construcción de nuevas plantas y relajar limitaciones a exportaciones de combustibles fósiles. También, a autorizar incrementar la producción de petróleo en Alaska y retirar a EEUU, de nuevo, del Acuerdo del Clima de París, como ya hizo en 2017.
Otra de las primeras promesas cumplidas de Trump ha sido actuar nada más volver a la presidencia contra programas de igualdad racial y de género. Después de asegurar en su discurso inaugural que a partir de este lunes «la política ofícial de EEUU es que solo hay dos géneros: hombre y mujer«, el presidente se disponía a emprender acciones para poner fin a programas de diversidad, igualdad e inclusión en agencias del Gobierno federal y para eliminar protecciones con las que se ha amparado a personas transgénero que recibían algunos servicios del gobierno.
En una de esas órdenes Trump dirige a la ofina de gestión y presupuesto y a la de gestión y personal a ayudar a todas las agencias gubernamntales a acabar con programas de contratación o promoción que se basen en raza o discapacidades. «Vamos a forjar una sociedad que sea ciega al color y basada en méritos», había dicho en el Capitolio.
Otra de sus órdenes pone fin al reconocimiento de la identidad de género que expresan los estadounidenses. Eso implica, por ejemplo, que en documentos oficiales como pasaportes o visados habrá que identificar a los ciudadanos por el sexo biológico definido por los órganos en el nacimiento. Además, se instará a las agencias gubernamentals a que en lugraes como cárceles o refugios para inmigrantes se separe a la gente por sexo biológico, no por el género con que se identifican.
El asalto al Capitolio fue uno de los capítulos más oscuros de la historia de EEUU y de la primera presidencia de Trump pero el republicano, que azuzó aquella insurrección y este mismo lunes seguía asegurando que le robaron las elecciones de 2020, quiere pasar página. Ha esperado a estar en el Estadio Capital One con 20.000 personas para estampar su firma en una decisión por la que, según habían filtrado varios medios antes de la firma, perdona a los encausados por delitos no violentos en aquel episodio y conmuta las penas de los condenados por los delitos más graves, como sedición o agresiones a policías.
Trump había asegurado que estudiaría caso por caso los perdones pero finalmente pareció decidirse por una clemencia general, en la que también insta al Departamento de Justicia a desestimar los cerca de 300 casos que todavía no habían llegado a juicio.
En su discurso inaugural Trump ha anunciado que «en breve» va a dar pasos para cambiar el nombre del Golfo de México, que recientemente ya dijo que iba a rebautizar como ‘Golfo de América’, una idea que llevó a la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum a replicar con sorna que EEUU podía llamarse la «América mexicana» y que este lunes ha sido recibida con risas en la toma de posesión por Hillary Clinton.
El presidente también ha mostrado ansias de «expansión territorial» y ha asegurado que EEUU «va a recuperar el Canal de Panamá».
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