Las mismas aguas que antaño eran la vía del tabaco o el hachís ven correr ahora también cocaína. Las narcolanchas ya no remontan el cauce hasta Sevilla solo cargadas de chocolate, y la prueba está en las últimas incautaciones realizadas por las autoridades. El pasado 27 de diciembre, siete toneladas de farlopa enterradas en dos contenedores marítimos en Coria del Río, y el 7 de enero, cerca de tres mil kilos en una nave de La Puebla. Todo a orillas del Guadalquivir.
En total, unas 10 toneladas en apenas dos semanas. Para poner en contexto la dimensión de estas aprehensiones, esta cantidad supone el 37% de toda la coca que se decomisó en Andalucía en 2023, según la última Estadística Anual sobre Drogas publicada por el Ministerio del Interior. Y si se compara con el 2022, el 56%. Esto además en una comunidad autónoma que en los últimos años ha liderado el ranking nacional de intervención de esta sustancia estupefaciente.
Y tanto en Coria como en La Puebla, junto a la droga, armas de guerra. En concreto cinco fusiles tipo AK-47 (cuatro de ellos en el municipio cigarrero). «Los vigilantes que se encontraban en la nave para custodiar la mercancía tenían entrenamiento paramilitar. Cuando los equipos de asalto accedieron a registrar el local, hallaron varios kalashnikovs con munición y listos para utilizar«, detalló en rueda de prensa Pedro Gil, portavoz de la Guardia Civil en Sevilla.
«Hoy día los narcos se arman más que antes por seguridad de ellos mismos«, explicó hace unos meses a El Correo de Andalucía un especialista en crimen organizado que prefirió mantenerse en el anonimato. «Principalmente, porque hay muchos robos de mercancía entre ellos, y quieren protegerse», detalló. Si ese cargamento consiste en unas cuantas toneladas de cocaína, valoradas en decenas de millones de euros, se defiende con el mayor arsenal posible.
«Las embarcaciones de los narcos campan a sus anchas»
«Fruto de las tareas de investigación se detectó un lugar de alijo en Isla Mayor, en concreto por uno de los caños que derivan del conocido como Brazo del Este«, especifica un comunicado emitido por la Benemérita y la Policía Nacional sobre la operación conjunta Colina King, la del pasado 7 de enero. Un modus operandi, el de introducir y guardar perico en este río, «que se ha venido repitiendo en los últimos tiempos«, según las fuerzas de seguridad del Estado.
«Históricamente esta zona era entrada de tabaco y hachís, pero por las últimas actuaciones policiales hemos visto que también lo es de ingentes cantidades de cocaína«, declara a este periódico Modesto González, alcalde de Coria del Río. «El tráfico que se hacía en el Campo de Gibraltar parece que se realiza ahora por aquí. Las narcolanchas entran por el Guadalquivir porque su control es más complicado: hay muchos canales y espacios agrestes y de muy difícil acceso», señala González.
«Tenemos una extensión de terreno enorme y un cauce que cambia cada día, con muchos brazos y caños. Entiendo que en el Bajo Guadalquivir se necesitan muchos más efectivos de la Guardia Civil de los que disponemos«, expone Juan Molero, alcalde de Isla Mayor. «Aquí hay unos 10 agentes que patrullan también por pareja por los pueblos colidantes, un ámbito geográfico demasiado grande».
Según el regidor de Coria, «las narcolanchas campan a sus anchas en el Guadalquivir, van como Pedro por su casa». «Es una situación muy preocupante para todos los pueblos que estamos en el estuario del Guadalquivir. De hecho estoy valorando aunar esfuerzos entre municipios para hacer un llamamiento y llevarlo al Congreso», anuncia este edil de Andalucía Por Sí. «Se deben tomar medidas contundentes, y que no se deje pasar el tiempo; eso lo empeoraría todo».
El miedo de perder a los jóvenes
«No tenemos competencias en el río, se las reparten entre Costas, Junta de Andalucía, Autoridad Portuaria o Capitanía Marítima. Aunque los afectados son nuestros ciudadanos«, afirma Modesto González. «Por suerte no tenemos que lamentar daños personales entre nuestros vecinos, pero es muy preocupante toda esta situación«, admite el alcalde de Coria.
«Es un problema bastante difícil de atajar, de hecho nosotros lo sufrimos desde hace ya muchos años«, comenta el socialista Juan Molero. «Si soy honesto, hay miedo de perder a las nuevas generaciones de la localidad. De que se dediquen al narcotráfico en lugar de al arrozal, por ejemplo, ese valor histórico del que presumimos en nuestro pueblo», añade desde Isla Mayor.
«A los jóvenes les decimos que deben estudiar, pero el dinero de esta forma llega muy fácil. Esto, claro, puede degenerar a una sociedad«, dice González. En plenas fiestas navideñas, las redes del narco custodiaban miles de kilos de cocaína con armas de guerra al hombro. Una estampa nada habitual en esta zona de Andalucía hasta hace muy poco. Las últimas actuaciones policiales han demostrado que sí, que esto también ocurre en Sevilla, a orillas del Guadalquivir.