A todos nos encantan, sean de nuestra madre o abuela. Sean de jamón, cocido o pollo. Hablamos de las croquetas, uno de los alimentos más tradicionales de la gastronomía española y que este jueves ‘celebran’ su Día Internacional, como cada 16 de enero desde 2015.
Un alimento repleto de sabor que puede tener riesgos para la salud si se consume en exceso. Y para aclarar todas las dudas acerca de este alimento, ha atendido a ‘Guías de Salud’ el doctor Francisco Pita Gutiérrez, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.
La bechamel, su ingrediente estrella: ¿es buena o mala para la salud?
La salsa bechamel se elabora por:
Como afirma el especialista, «estos tres ingredientes tienen relevancia desde el punto de vista nutricional, por su aporte de calorías, proteínas y micronutrientes como las vitaminas. Dependiendo de la harina o mantequilla/margarina o leche que se emplee, también variarán las calorías y los nutrientes. En aquellos casos en los que haya que controlar la ingesta de calorías o grasas, habrá que tener especial atención«.
Las croquetas, ¿afectan negativamente a la salud?
En principio, no se puede afirmar que las croquetas sean perjudiciales. Evidentemente, el problema viene cuando abusamos. «También hay que pensar que, si la comida que vamos a realizar son exclusivamente las croquetas, estamos desplazando otros alimentos muy relevantes desde el punto de vista nutricional, como son las verduras, hortalizas y legumbres. El relleno de la croqueta también varía, y con eso, también cambiará la composición nutricional y la cantidad de grasas o sal de la croqueta, por lo que abusar de su consumo puede ser más perjudicial», explica el doctor Gutiérrez.
El papel de este alimento en nuestro peso: frecuencia de consumo y grupos de riesgo
- ¿Las croquetas engordan? Es una de las preguntas del millón. Y el endocrinólogo es tajante. «Las calorías que aporta una croqueta casera, sin freír, de un tamaño medio (sobre 30 gramos) son unas 60 calorías. Si las freímos en aceite, puede llegar a duplicar el aporte (120 kcal). Al horno no aportarían tantas calorías». Y esto engordan según su relleno:
- Si son de jamón, 53 calorías. De cocido, 55. Y de pollo 56.
- Por lo que, como todo, dependerá de lo que comamos durante el resto del día y de nuestra actividad física.
Sobre cuántas veces podemos comerlas sin que afecte de forma negativa, el doctor Pita Gutiérrez afirma que, en primer lugar, «dependerá de la persona» y que «lo perjudicial es que sustituyan a otros alimentos y en el caso de personas obesas o con hipertensión arterial, el consumo debe ser muy esporádico».
- Las personas con hipertensión arterial deberán tener especial cuidado con la sal.
- El rebozado de harina puede dificultar el control de la glucosa en personas con diabetes.
- Los celíacos no deberían tomarlas rebozadas en harina de trigo y evitar el aceite que haya sido usado antes por la contaminación cruzada.
- Para personas con intolerancia a la lactosa, la bechamel puede prepararse con margarina y una bebida vegetal.
Además, también se deberá prestar atención al relleno que lleve si tenemos una enfermedad; por ejemplo, «las croquetas de jamón no son recomendables en una persona con hipertensión arterial», pero más allá de este tipo de circunstancias, no las hay mejores o peores para la salud.
Otro aspecto distinto es si diferenciamos entre caseras y congeladas del supermercado. Estas últimas son peores, ya que los alimentos congelados suelen contener más grasas o sal para su estabilización y conservación, además de otros conservantes. Y siempre debemos evitar los ultraprocesados y productos similares, como aconseja el doctor.
¿Podemos hacerlas de forma que sean más sanas?
La respuesta es sí y el miembro del Área de Nutrición de la SEEN da las claves:
- Para reducir el aporte calórico y las grasas saturadas, deberíamos preparar la bechamel con margarina y leche desnatada o una bebida vegetal sin azúcares añadidos.
- Sobre el relleno, el pescado tiene menos sal y grasa que el jamón en general, salvo que sea magro.
- El rebozado es otro de los puntos a tener en cuenta: una buena alternativa es usar harina integral, que tiene más beneficios que la harina común.
- Y no podemos olvidarnos del aceite Es preferible utilizar aceite de oliva virgen extra suave y usar papel de cocina para absorber el máximo posible al sacarlas de la sartén. O directamente podemos cocinarlas en el horno o freidora de aire para ingerir menos calorías.
Estas son algunas de las claves para cocinarlas de forma más sana y poder disfrutar de uno de los alimentos más sabrosos de nuestra cocina que, como cualquier otro, si está dentro de una alimentación variada y equilibrada, se puede incluir sin ningún tipo de problema para nuestra salud.