Joan Laporta, durante su rueda de prensa para hablar del caso de Dani Olmo y Pau Víctor / Javi Ferrándiz

En plena languidez del “Nuñismo”, a finales de los 90, Joan Laporta fue un soplo de atrevimiento y persistencia ante el poder establecido. Bajo el manto del inolvidable Elefant Blau, un grupo de opinión como cualquiera de los que recientemente firmaron en su contra, desafió la poltrona de Josep Lluís Núñez hasta llevarle a la dimisión en junio del 2000. Le acusaba de ser dictatorial, de falta de transparencia y de querer convertir al Barça en una SAD. Núñez, en uno de sus arrebatos histriónicos, llegó a soltarle que “iba con pistolas por la calle”.

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