El árbol del sector del automóvil se ha visto sacudido, y mucho, y en 2025 veremos las consecuencias. El orden establecido se ha roto y la transformación del sector ha motivado que lo que antes era seguro pase a ser una quimera. Legislación, medio ambiente, procesos de producción, actores industriales, tecnología y política (mucha) se han unido en una tormenta perfecta que lleva al automóvil (especialmente en Europa) hacia una deriva impredecible. Y no somos catastrofistas. 

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